❝ La forma en que él la veía, la forma en que sus ojos siempre terminaban viajando hacia cada pequeño movimiento que hacía, como si verla fuera la más maravillosa forma de pasar el resto de su vida: eso fue lo que me quedó claro desde un principio.
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Oly está en la fila de la cafetería para tomar su almuerzo junto a Bella. Mientras ella se decide entre manzana roja o verde, su amiga se dedica a adornar su comida con esmero.
—De tanto hablar de él lo invocamos.
Bella no entiende de qué habla la chica hasta que voltea y se asusta con la repentina presencia de Edward, tirando su manzana de camino. Oly alza ambas cejas, impresionada por la forma en que el chico impulsa la fruta con el empeine, haciendo que suba y caiga en sus manos.
—Buena atrapada —Edward sonríe por el comentario de Oly.
—Gracias. Por cierto, me alegro que ya no hayas usado la muleta hoy.
En la mañana tomó la decisión de ir sin ninguna otra ayuda; caminaría bien por aquellos pasillos. Hasta ahora no se ha roto nada.
—Qué amable de tu parte, Edward. También me alegra poder caminar sin esa ayuda —se quedan en silencio y Oly se aclara vagamente la garganta. —Me voy antes de ser la tercera rueda.
Avanza con cuidado en dirección a su mesa habitual, sentándose entre Eric y Angela, y come su almuerzo en silencio.
—¿Cómo rayos es que Edward Cullen se ha acercado por voluntad propia a hablarle a una chica?
—Vive y deja vivir, Mike. El chico no te está haciendo nada —Angela le da la razón a Oly al decir esas palabras hacia el rubio.
—Sólo creo que es muy extraño —replica con el ceño fruncido.
—Ajá, mejor concéntrate en tu comida —le contesta al tirarle una bolita de servilleta en su plato.
Eric llega con su típica sonrisa y los pensamientos de Oly vuelven a desviarse: si es honesta, la actitud de Edward la descoloca de vez en cuando. Es decir, nunca ha sido grosero con ella, pero parece tener una lucha interna cada vez que se acerca a Bella. ¿Por qué decirle que él no es bueno, que no deberían ser amigos —de una manera tan insistente— y acercarse a ella después de todo?
—Oly, ¿vienes a La Push? —pregunta Eric con la emoción saliendo hasta por sus orejas.
—¿La qué? —pregunta al regresar su atención al grupo.
—La Push, chica, La Push —repite Eric, cosa que no borra el signo de interrogación de la frente de Oly. —Es el nombre de una playa, no está lejos de aquí, ¿qué dices?
—Hablaré con mi papá, tal vez me deje ir si le digo que va Angela.
—¿Por qué no le dices que voy también yo? —pregunta Mike.
—¿Quieres una respuesta a eso? —se ríe entre dientes y Eric le da un golpe en la nuca a Mike, quien le responde lanzándole una cuchara de plástico.
