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—El cielo está triste, por eso se ve gris y apagado, pero cuando vuelva a sentirse mejor, el sol saldrá y hará brillar al cielo como siempre.

Así es este día.

El clima frío de Forks se cuela por las ventanas del auto, traspasando por las varias prendas de ropa de la joven hasta llegar a sus huesos, haciéndola temblar. A pesar de eso, no borra su sonrisa. Podría decirse que hasta se ensancha un poco más.

—Pareces loca, ¿realmente te gusta este clima? —se hace escuchar su padre a su lado, mirando de reojo a la chica mientras avanzan por las calles poco transitadas del pueblo. El semáforo está en rojo y el hombre lo aprovecha para frotar ambas manos contra sus brazos en un vano intento de transmitirse calor. —En verdad, deja de hacerlo.

—El frío es lo mejor, cierra la boca —contesta de manera burlona por la forma en que tiembla justo igual que ella.

—Tú cierra la boca.

Sonríe disimuladamente y gira su cabeza hacia la gran construcción que va haciendo acto de presencia poco a poco por el parabrisas ligeramente empañado.

Es gigante, igual que el estacionamiento. Cientos de jóvenes de su misma edad caminan lentamente hacia la entrada, en pequeños grupos o por su cuenta, con las mismas capas de ropa que ella también lleva encima.

El estruendo de un claxon se hace sonar, espantando a varios chicos que caminan con lentitud frente al auto azul eléctrico en movimiento y que ahora avanzan con rapidez.

—¡Muévanse! —sisea el hombre a su lado, molesto. —Parecen vacas.

—¡Papá! —exclama sorprendida hacia el mencionado, ahogando una carcajada.

—Los arrollaré la próxima vez.

—Si preguntan, no sé quién eres.

Se detienen a unos metros de la entrada ya que no permiten que los autos se aparquen ni cerca de ahí y ambos suspiran, intentando librarse de los nervios del primer día.

—Éste es el momento en que das media vuelta y nos vamos.

—Cariño... —intenta hablar a pesar de no tener una idea clara de qué decir.

—Esto da mucho miedo —continúa la chica, todavía estática en su asiento, como si fueran los nervios y no el frío lo que la congelara en su lugar. —Dame una razón para salir de este auto, una buena.

—Bueno, podrás ver en primera fila como arrollo a esos chamacos hormonales —sus risas se oyen dentro del vehículo, un poco menos tensos ahora. —Puedes con esto, siempre supiste cómo adaptarte a lo nuevo.

—Eso no significa que me gustara hacerlo —le da una mueca con un poco de tristeza y se le pega la misma expresión al hombre. —Sólo que es difícil. Ni siquiera conozco a nadie.

Hello, stranger ━━Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora