❝ La forma en que él la veía, la forma en que sus ojos siempre terminaban viajando hacia cada pequeño movimiento que hacía, como si verla fuera la más maravillosa forma de pasar el resto de su vida: eso fue lo que me quedó claro desde un principio.
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[ capítulo tantito largo ]
Su cuerpo quiere correr a abrazarlo, grita por tocarlo para saber si es real; su mente la hace quedarse paralizada en su lugar, clavando los pies en la tierra.
—¿Jasper? —suelta de nuevo esa pregunta, con la diferencia de que ahora él está ahí.
La mira fijamente, con una sensación que sólo reconoce por percibirla de las personas a su alrededor.
Miedo, en toda su naturalidad.
Tampoco lo considera demasiado al acercarse a Oly. Cada paso lo da con lentitud, como si se acercara a un animal asustado a punto de correr por su vida. Quedan a centímetros del otro. El chico baja la vista hasta su mano, siendo seguido por ella.
A Oly se le estanca la respiración en la garganta.
—Creo que perdiste esto —entre sus dedos pálidos está un aro metálico con una piedra diminuta de color negro: es el anillo que perdió hace unas horas atrás, cuando... —Vine a entregártelo.
Cuando el desconocido la siguió y se esfumó de la tierra.
—Estabas ahí —murmura mientras él toma su mano y desliza el anillo en su dedo índice. No la suelta. —Yo te... vi, estabas... de-detrás de... ese hombre. ¿Cómo es p-posible?
—¿Te encuentras bien? —su expresión se llena de preocupación, ligado al pánico. Horas antes, cuando la vio correr y abalanzarse a un lado, cuando percibió el pánico y terror de su cuerpo, todo en él colapsó. —¿Te hizo mucho daño?
—¿C-cómo es que estabas... ahí? N-no entiendo, estabas ahí y-y... luego ya no —intenta atrapar sus ojos que han bajado de nuevo a sus manos. Jasper toma su brazo con cuidado, subiendo la manga para encontrar la fea marca que crece en su piel. Incluso con la sudadera y la playera de manga larga, la fuerza de ese chico logró dañarla. Logró lastimarla. —Jasper, ¿qué... qué está pasando? Dime qué sucede, ¿c-cómo es que estabas-
—No puedo, Oly —responde con pena. Contrae su rostro, con dolor por no poder hablar. —Quiero decirte, pero no debo.
Da un paso hacia atrás y Oly da uno hacia adelante.
—Sé q-que algo está sucediendo y es como si yo fuera parte de eso —necesita saber, necesita respuestas. Se sujeta la frente con una mano, como si hacerlo detuviera el mareo. —Estuviste en el lugar y en el momento. Ese tipo casi... pudo haberme hecho algo: mi destino era claro en ese momento y, de manera inexplicable, las cosas cambiaron gracias a ti.
—No digas eso, por favor —envuelve sus manos en las suyas, acercándolas a su pecho y volviendo a esa expresión adolorida. —Fue mi culpa que te pusiera una mano encima, no lo detuve a tiempo. No sabes cuánto lo lamento.
