La primera semana de noviembre pasa volando, dándole así inicio a la segunda semana del decimoprimer mes del año.
Oly arregla su cabello, sin estar dispuesta a enojarse tan temprano por la maraña esponjada que no se deja amarrar por su nueva liga negra. Cuando logra hacerse un moño bajo sin que se salga algún mechón no deseado, guarda su teléfono y el resto de los libros todavía esparcidos por su escritorio dentro de su mochila.
—Carajo, el reloj de papá —susurra al percatarse que no lo lleva en la muñeca y alcanza el cajón donde guarda todas sus pertenencias importantes.
En medio de su búsqueda por el regalo de cumpleaños de hace dos años de Demian, mueve varias cosas, logrando cortar su respiración al divisar la pequeña caja al fondo. Se permite tomarla entre los dedos y abrir la tapa empolvada para ver lo que alberga dentro a pesar de ya saberlo.
El delicado dije de dalia centella por el reflejo del sol que entra por su ventana. Luce tan bonito como el día que tomó la decisión de guardarlo.
Cada día, al verse en el espejo de su habitación, el dolor de ver el collar la retorcía de pies a cabeza. Era completamente voluntario: Oly permitía que los recuerdos allanaran su mente y jugaran con sus emociones, todas esas veces dejándola débil y con unas inmensas ganas de llorar.
Por esa misma razón, un día lo desabrochó de su cuello y lo guardó en su caja al fondo del cajón, junto al resto de sus memorias con aquella persona de su pasado. No quería saber nada de él, no quería recordarlo, no quería repetir su nombre cada minuto de cada día. Fue lo que se dijo.
Fue una mentira, por supuesto. No dejó de susurrar su nombre con dolor entre sueños, no paró de creer verlo al caminar por los pasillos del supermercado. No dejó de hacerlo antes y no lo hace ahora: todavía llora en el camino a la escuela y después de que Demian cierra la puerta de su habitación después de llegar del trabajo.
Todavía es miserable.
Sus manos dejan caer el collar dentro de la caja y azotan con fuerza el cajón apenas lo guarda, haciendo temblar el espejo que cuelga sobre el mueble, y ve su reflejo.
Ojos llorosos, cuerpo débil y corazón deshecho. ¿En eso se ha convertido?
Baja al encuentro de su papá al espantar las ganas de llorar y entra con su muy buena fingida sonrisa por el umbral de la cocina.
—Hola, ¿qué has hecho de desayuno?
—Eh, pues encontré wafles en el congelador y estoy esperando a que estén listos —contesta el hombre mientras ella lo abraza de lado y se sienta a la espera de la comida.
Demian se la pasa trabajando desde la tarde hasta altas horas de la noche —la mayoría de las veces— y Oly se mantiene ocupada por las mañanas yendo a la escuela o haciendo sus planes con JJ y el resto de los chicos, apenas regresando a tiempo para compartir la cena con su padre. Así que, todos los desayunos que pueden tener juntos, los aprovechan al máximo, incluso despertándose más temprano de lo usual.
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Hello, stranger ━━Jasper Hale
Fiksi Penggemar❝ La forma en que él la veía, la forma en que sus ojos siempre terminaban viajando hacia cada pequeño movimiento que hacía, como si verla fuera la más maravillosa forma de pasar el resto de su vida: eso fue lo que me quedó claro desde un principio. ...