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Los autos avanzan con velocidad por la carretera, pasando fugazmente por el paisaje cubierto de nieve. Sólo se escucha las revoluciones del motor dentro de ambos vehículos, lo que mantiene a raya el tétrico silencio asentado.

Nadie habla porque, en realidad, no hay mucho que decir.

¿Cómo la encontraron? ¿En qué estado? ¿Hace cuánto que está con ellos? ¿Está herida? Y más preguntas que revolotean en su mente, manteniéndolos apenas cuerdos en ese espacio tan pequeño y sofocante. No importa que estén repartidos en los dos autos.

Es sofocante.

Carlisle pisa de lleno el acelerador mientras Esme toma su mano con nerviosismo; Edward se mantiene inmóvil junto a JJ que parece estar a punto de saltar por la ventana. Tocando sus talones, Rosalie se encarga de seguirle el paso a su padre; Emmett, Alice y Jasper de no perder la cabeza.

Han pasado cinco meses. Cinco meses que no la ha visto, ni tocado, ni admirado su mera existencia a su lado. Meses de puro sufrimiento y dolor donde no estuvo para ella creyendo que era lo mejor que podía hacer, los mismos que no podrá borrar por más esfuerzo que dedique.

Al llegar al final del pavimento, una enorme casa aparece en su visión, tan elegante y moderna gracias a que resalta por la nieve a su alrededor. Un hombre alto los espera con ambas manos atrás, acompañado de una mujer un tanto más baja. Ambos pálidos, ambos de mirada dorada.

Por más que quieran salir del auto, es como si el pánico los hubiera pegado a los asientos. Las puertas parecen imposibles de abrir, el aire afuera luce tan frío que podría congelarlos con solo dar un paso afuera.

—Vamos —les susurra Alice y el resto sigue su invitación.

Todos salen al mismo tiempo, unos más ansiosos que otros.

—Eleazar, Carmen —saluda Carlisle al posicionarse frente a ellos con su familia y JJ al lado.

—Carlisle, siempre es un gusto verlos —habla la mujer con la mayor calidez posible. —Aunque no tanto en una situación de este tipo.

—Les agradecemos lo que han hecho —añade Esme, todavía ninguno de ellos al tanto de qué tanto han hecho con exactitud. —Estaremos en deuda con ustedes.

—Para eso está la familia —dice Eleazar. Saluda al resto con la mirada para terminar posándola en el extraño a lado de Edward. —No teníamos idea de que habían familiarizado con los lobos.

—Es... es amigo de ella. Son muy unidos.

Tanto que el mismo muchacho estuvo a punto de ignorar al clan e ir directo ahí en el instante en que llamaron, pero, según los inmortales, aparecer como si nada y con información dirigida sólo para los Cullen no iba a ser del todo bueno.

Hello, stranger ━━Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora