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Cada paso que da es una tortura. No hay aire a su alrededor, sólo se mantiene viva por las pequeñas respiraciones que da con cada centímetro que avanza y que mantiene cerca de ella.

Y es que, ¿cómo podría estar bien al pasar por los mismos pasillos que ellos alguna vez cruzaron? ¿Cómo podría no sentir nada al ver que ya no están ahí? Y no sólo eso, ¿qué si ni siquiera se despidieron?

Eso es lo que la hace encender su corazón en llamas. Es a lo único que ha permitido a su mente darle vueltas.

Es interceptada por Angela en su ida a la cafetería. Por un momento, había parecido buena idea no sentarse con ellos y vagar por los pasillos hasta que la campana sonara. Sólo que está el pequeño —gran— asunto de que no quiere estar sola. Le aterra estarlo y explotar su cabeza en pensar en ellos.

Angela no dice nada, tampoco la mira con esa pena que todos parecen cargar estos días, en especial con ella y Bella, y se lo agradece mentalmente. Una vez sentadas en la mesa, Mike llega y toma el lugar al lado de Jessica, quien sonríe más que animada y le da toda su atención.

—Te dije que la respuesta era ciento dos —la conversación se dirige a otro punto que Oly no reconoce por estar tan ocupada en comer los pedazos de manzana de su último plato. —Pero no me hiciste caso.

—Cállate, Mike. Sólo quería estar seguro y, aparte, estaba esperando a que Oly contestara esa —su mirada se eleva hasta llegar a los ojos de Eric. ¿Estaba esperando a que ella qué cosa? —Oh. Lo siento, no tenía la última respuesta y me asomé a tu cuaderno para ver qué tenías.

—¿Por qué miraste mi cuaderno? —le pregunta extrañada, más no molesta—, digo, ¿por qué no el de la chica al otro lado? Siempre saca bien las respuestas.

—Tú también siempre las tienes. Las últimas clases respondió bien a las preguntas del maestro y preferí confiar en mi amiga —lo último lo dice en general, para que todos escuchen—, pero no respondiste esta vez.

Claro, las últimas clases había respondido gracias a las clases particulares de... ellos. Aprendió el último tema visto más rápido de lo que había esperado y se había animado a contestar alguna que otra cosa en clase, todavía insegura de si estaba bien o no.

—Es que me equivoqué en los signos y me salió mal —corrigió cuatro veces el problema, usando los diferentes métodos para resolverlo, pero parecía que su cerebro se había olvidado de varios pasos importantes por lo que no pudo resolverlo. Ese, ni los siguientes. —Y no supe el resultado.

—¡Ay, Oly! Pero si estuvieron regalados los problemas, todo el mundo los respondió —dice Mike, con toda la obviedad del mundo. Lo que su cerebro no parece procesar es que no a todos se les hizo fácil. —Sólo un tonto no pudo haberlos hecho.

Hello, stranger ━━Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora