Ya había pasado un año desde la pelea en el estacionamiento.
Mirándolo en retrospectiva, fue un momento sacado de película; ni siquiera yo entendía la violencia y la ira que había en el aire ese día, la desesperación, la necesidad, la soledad.
Estaba viviendo en el Norte, en Reim City, una ciudad grande con universidades importantes. Nada parecido a Silvertown, un pueblo pequeño de mala muerte que solo me traía malos recuerdos.
El propósito de mi estadía en Reim City principalmente era mi asistencia a Reim University, una de las más prestigiosas del país, pero claro, ese se suponía era mi motivo. Mi recurrente motivo ya no era asistir a clases; claro, a veces lo hacía, pero ya era casi un segundo plano. Las fiestas, por otro lado, eran mi actual motivación.
Reim, al ser una ciudad universitaria, contaba con una cantidad ridícula de actividades nocturnas, pubs, bares y clubes. Me regodeaba entre los mejores clubes de la ciudad como si no fueran la gran cosa. Litros de alcohol, montones de drogas y un desfile interminable de hombres saliendo de mi cama por las mañanas... Y aún así, nada lograba sacar el vacío que había quedado en mí, la sensación de derrota, de pérdida.
No mantenía contacto con nadie en Silvertown, solo mi familia. Era mejor así, supongo... No recordar ciertas cosas. Ciertas personas.
Me levanté lentamente de la cama y vi que aún seguía aquí.
-"Nick... Debes irte", dije moviendo su hombro.
Sabía las reglas; no podía quedarse.
Vi el reloj en mi mesa de noche, 5 am.
Nick se removió inquieto. Tomó su teléfono y se volteó a verme.
-"Son las 5 de la mañana; ¿en serio me vas a hacer esto de nuevo?" dijo notoriamente sentido.
Sonreí.
-"Conoces las reglas"
-"Eres una basura", dijo poniéndose de pie.
Lo observé buscar su ropa molesto. No me importaba la hora, nadie se quedaba a dormir, nada de sentimientos, solo sexo.
-"Puedes volver otro día", dije mirándolo recoger su zapato.
Me miró con furia.
-"¿Estas bromeando?"
-"No"
-"Eres una basura, me tratas como si no fuera nada; ¿crees que volveré otro día?"
Me puse de pie y caminé hacia él. Me miró tratando de parecer firme.
Lo tomé del cuello y lo empujé contra la pared. Me incliné sobre él.
-"Sabes perfectamente que lo harás", dije besándolo.
No trató de soltarse, no trató de pelear, simplemente me devolvió el beso, hambriento... hambriento de un cariño que él sabía que jamás obtendría de mí.
Oí los zapatos caer al piso. Puso sus manos alrededor de la mía sin siquiera tratar de sacarla de su cuello.
Mi mano libre subió por su estómago y llegó hasta su brazo; tomé una de sus manos y la sostuve con fuerza contra la pared. Escuché su respiración entre cortada, excitada.
Sentí su mano libre jugar en mi abdomen, subiendo hasta mi pecho y bajando nuevamente hasta mi estómago; se detuvo por un segundo y volvió a moverla hacía abajo, por encima de mi bóxer, tocando con firmeza, incitándome.
Lo solté y le abrí la puerta.
-"¿Es en serio?" dijo nuevamente molesto.
-"No tengo ánimos de otra ronda", dije abriendo más la puerta.
Suspiró notoriamente irritado.
-"Eres un idiota, una real basura".
-"Me lo dicen seguido", dije cerrando la puerta detrás de él.
Volví a la cama y me quedé mirando el techo.
Básicamente todas mis noches eran así: fiesta, alcohol, drogas y alguien tan emocionalmente vacío como yo terminaba en mi cama para luego salir en la madrugada y quedarme nuevamente solo, pensando, extrañando algo que jamás tuve, alguien que jamás fue mío.
Extrañaba esos años de mi vida en los que sentía que era dueño del mundo; nada era imposible para mí, todo estaba a mi alcance. Ahora, si bien podía conseguir lo que quisiera, simplemente eso que quería no podía tenerlo.
Algo real, nada de mi vida en Reim era real, todos eran falsos, todo en mi era falso, nadie era real, ningún sentimiento era real.
No sentía absolutamente nada por Nick más que usarlo para tener sexo; él lo sabía y le molestaba, pero de todas maneras terminaba una y otra vez en mi cama y si alguna vez no lo hacía, la lista en los clubes de gente disponible y dispuesta era eterna. Yo sabía eso y aún así lo usaba, aunque no más de cuatro veces al mes. No quería que se acostumbrara a algún tipo de estabilidad ni que creyera que esto era una relación, por qué no lo era.
Sabía que estaba mal, que no era lo correcto usarlo a él ni a las otras personas en mi lista, pero no me molestaba en lo absoluto hacerlo, ni siquiera me sentía culpable al respecto, solo me sentía vacío y quería llenar ese vacío.
Me senté en la cama y miré a mi lado, el espacio vacío en la cama. ¿Alguna vez estaría siempre lleno? Me levanté y caminé a la cocina sin poder reconciliar el sueño. Siempre es lo mismo, te pones a pensar estupideces y no duermes nada, dije reprendiéndome a mí mismo.
Llené un vaso de agua y lo bebí observando el reloj avanzar. Debería intentar dormir, pensé, pero sabía que era inútil. Volví al dormitorio y me senté en la orilla de la cama.
¿Podía alguien tan vacío sentirse completo nuevamente? ¿Dejaría de sentirme así algún día?
El rostro de Nick apareció en mi cabeza nuevamente. Podía escucharlo decir "Eres una basura", quizás lo era. Me levanté al baño y me mojé el rostro una y otra vez.*No se lo iba a decir a nadie, es más, quería hablar contigo de lo que había pasado, pero me di cuenta de algo...*
Me sobresalté al oír su voz nuevamente en mi cabeza. Era algo que no ocurría hace semanas.
*¿De qué?* había respondido yo.
-"No, no lo digas, por favor, no lo digas", repetí en voz alta mientras mojaba mi cara una y otra vez en el lavabo.
Miré el espejo, mis ojos aparecían como dagas apunto de dañarme, puse mis manos en el lavabo y lo apreté con fuerza, tenso, porque sabía que lo escucharía de todas formas.
Miré directamente a mis ojos en el espejo, esos ojos llenos de veneno, esos ojos verdes que solo escondían odio y dolor.
*Lo único que me provocas es pena, River Argent* retumbó su voz en mi cabeza, una y otra vez.
-"¡Bastaaaa!" grité tratando de silenciar su voz en mi cabeza.
*¡AMO A DANN!* gritó al igual que ese día en el estacionamiento.
Lleno de ira golpeé el espejo haciéndolo trizas. Respiré agitado mirando la sangre de mis nudillos.
-"¡Maldita sea Dorian, sal de mi cabeza!" grité cayendo al suelo del baño.
No podía, no podía sacarlo de mi cabeza, no desde ese día en el lago cuando lo besé al enterarme que él era Summer, no desde ese día en mi habitación cuando fue mío por unos momentos... No, desde ese día en el estacionamiento, simplemente no podía.
ESTÁS LEYENDO
Shooting Stars
RomantizmDorian es un adolescente complicado como muchos otros, pero luego de la muerte de su mamá decide salir del closet lo que causa una ruptura en la relación con su padre, no muchos saben su secreto, pero alguien en la escuela lo descubre y se encarga d...