El cartel de Silvertown se acercaba a mi vista de forma inminente de la mano de todas las dudas que había tenido a lo largo del viaje. ¿Era buena idea lo que estaba a punto de hacer? ¿Quería realmente hacerlo? y sobre todo ¿Sería capaz de hacerlo?
Las dudas comenzaban a calar su camino en mi interior sin ninguna delicadeza. No, pensé, ya basta, ya basta de correr, ya basta de dudar, ya basta de temer, es hora de volver, es hora de volver y enmendar tus errores, River Argent, es hora de pedir perdón, es hora de sanar tus heridas y, por sobre todas las cosas, ya es puñetera hora de que vuelvas a ser la persona que siempre debiste ser, es hora de que te des cuenta quién eres y quién quieres ser, porque ya estás cansado de esta mierda de vida vacía y sin sentido.
Respiré profundamente y le subí el volumen a la radio.
Continúe mi camino hasta el primer punto de mi larga lista de lugares a los que ir. Hannah era por alguna razón el primer nombre que había anotado, quizás porque de forma inconsciente había planeado la lista desde los puntos relativamente más fáciles hasta el más difícil de enfrentar, por supuesto.
Estacioné el jaguar fuera del complejo de apartamentos donde Hannah vivía actualmente. Me acerqué al citófono y respirando profundo toqué el timbre de su apartamento.
—"¿Sí?" Respondió su voz un tanto irritada.
-"Necesitamos hablar", dije sin saber qué más agregar.
-"¿River?" preguntó notablemente extrañada. "Y dicen que los milagros no existen".
-"¿Vas a dejarme entrar?" pregunté, comenzando a irritarme.
-"Eso suena más a ti..." dijo soltando una risotada mientras sonaba la puerta al abrirse. "Sube"
Subí por el ascensor pensando en todas las posibilidades de que esto saliera mal. Caminé hacia la puerta y Hannah se encontraba apoyada contra el marco de la puerta.
—"River, puto Argent", dijo con una sonrisa burlona y despectiva. "¿A qué debo el honor?"
-"Quería hablar contigo sobre algunas cosas, Hannah".
-"¿Cosas? Creo que tendrás que hacer esto mucho más interesante como para convencerme de dejarte entrar a mi casa, River".
-"Vengo a disculparme..." dije encogiéndome de hombros.
-"De todas las razones que podrías haberme dado jamás pensé que esa sería la que elegirías".
-"Es la verdad"
—"Pues, mierda, eso si que me convence... pasa" dijo, abriendo por completo la puerta y dejándome entrar.
Me senté en el sofá mientras Hannah me extendía una botella de agua mineral que acababa de sacar de su cocina.
-"¿Entonces?" dijo sentándose frente a mí.
-"Me he dado cuenta que he sido una mierda de persona por mucho tiempo y que he hecho mucho daño a personas que me querían o que eran importantes para mí; en tu caso te usé para dañar a Dann cuando no tenía ningún interés en ti y me disculpo por eso".
—Si esa es tu disculpa, déjame decirte que es una mierda de disculpa, ¿acaso nunca te has disculpado antes?" dijo levantando una ceja.
-"No muy a menudo, no".
-"¿Y por qué ahora?" No me digas que es una mierda de doce pasos de rehabilitación.
—"No... solo ya no quiero seguir siendo así", respondí dando un sorbo a la botella.
-"Ya, entonces supongo que acepto tu disculpa; la verdad, yo tampoco tenía interés en ti, solo quería ver que tanto le importaba a Dann".
-"Vaya par", dije suspirando divertido.
-"¿Verdad que sí? quizás somos tal para cual, querido River", respondió con una sonrisa coqueta.
-"No eres mi tipo, Hannah".
-"Cierto, ahora tienes otros gustos, supongo que eso también tenemos en común; a ambos nos gustan los hombres", dijo guiñando un ojo. "Bueno, si eso es todo, ya te puedes ir, tengo cosas que hacer".
Me levanté y me despedí; mientras bajaba en el ascensor pensé, bueno, eso fue fácil; quizá esto no sea tan difícil como pensé que sería realmente. Pero qué equivocado que estaba.
No les mentiré, la siguiente parada me tenía con un enorme nudo en el estomago... y siendo completamente sincero no veía un final postivo para esa visita, pero debía intentarlo.
Sabía que estaban de regreso en Silvertown por unos cuantos días, así que debía aprovechar mi oportunidad. Sin saber donde vivía ahora o si contestaría mi llamada, preferí ir a un lugar donde sabía que iría eventualmente.
Conduje mi jaguar por las calles que tanto aborrecía hasta que a la distancia vi el lugar que había escogido, me estacioné frente al local y me dirigí a la puerta. El elegante cartel de la entrada iba acompañado del agradable olor a café. Mis posibilidades de encontrarlo eran bastante altas; después de todo, su familia era dueña de "Lunix".

ESTÁS LEYENDO
Shooting Stars
RomanceDorian es un adolescente complicado como muchos otros, pero luego de la muerte de su mamá decide salir del closet lo que causa una ruptura en la relación con su padre, no muchos saben su secreto, pero alguien en la escuela lo descubre y se encarga d...