Yo Invito el Café.

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Por alguna conexión cósmica que no me explico, ya que el destino no suele estar muy a mi favor que digamos, papá llegó a casa lo suficientemente tarde para no ver mi moretón y se fue antes de que bajara a desayunar, llevándose a los gemelos a la escuela. Así que me encontré en la cocina solo, nuevamente sin mucho ánimo de salir de casa, de solo pensar que si Chad me encontraba nuevamente era posible que no pudiera hacer nada para evitar la paliza que me daría en venganza.

De pronto mi teléfono sonó. Era un mensaje de texto.

<<Hannah no irá a clases hoy; paso por ti en 5, al menos que quieras caminar, campeón. Dann>>

Bien, quizás no era tan malo ir a la escuela ahora, sonreí, quizás las cosas podrían cambiar. Bebí mi jugo de naranja y tomé mi mochila. Caminé a la puerta cuando escuché la bocina.

—"Hey, buen día, dormilón, vamos ya, rápido que si no llegamos a tiempo a Lunix la fila se hace eterna", dijo Daniel gritando por la ventanilla con una enorme sonrisa.

—"Esos no fueron cinco minutos", dije subiendo al auto.

—"Que te digo, esta belleza vuela", dijo acelerando.

—"¿Lunix?" pregunté mientras intentaba ponerme el cinturón de seguridad.

—"La cafetería es la mejor de la ciudad y no quiero estar en un vehículo conmigo si no he bebido cafeína", dijo doblando bruscamente en una esquina.

—"No estoy seguro de que quiera estar contigo en un vehículo en absoluto", dije afirmándome del asiento.

—"Tonterías un poco de adrenalina en tu vida es lo que necesitas, Dorian, además yo invito el café", dijo encendiendo la radio.

"¿Café en tu casa no es una opción?" pregunté mientras "The lazy song" de Bruno Mars sonaba en la radio.

—"Familia, no quieres eso de desayuno, te duchas, te vistes y sales de ahí lo más rápido posible, así funciona", dijo, encogiéndose de hombros y frenando bruscamente donde decía "solo empleados".

—"Vamos", dijo saliendo del auto.

—"¿Puedes estacionarte aquí?" pregunté preocupado mientras caminaba detrás de él.
Se dió vuelta y me miró fijamente en plan "¿es broma?"

—"Dorian, viejo, llevas cuatro meses aquí, ¿y no sabes nada de nada?" dijo riendo.

—"No he socializado mucho como verás", dije encogiéndome de hombros.

—"Ay viejo, eres un regalo, lo juro, nunca pierdas la inocencia", dijo abriendo la puerta de la cafetería. Y dirigiéndose a la barra.

—"Hey, Emy, cariño, lo de siempre para mí y..." ¿Qué quieres tú, Dorian? "

-"Oh...em..."

—"Okay, un vainilla latte para mi amigo Dorian", dijo guiñándole un ojo a la chica de la caja.

—"Enseguida, Dann", respondió ella de forma coqueta.

—"Entonces, ¿por qué se mudaron aquí?" dijo apuntando los asientos junto a la barra.

—"Papá quería un nuevo comienzo luego de que mamá falleciera; ya sabes, la casa tenía mucho de ella; era difícil vivir allí", respondí mientras me sentaba.

—"Eso apesta, siento lo de tu mamá, ¿Cómo fue?"

—"Cáncer", respondí jugando con una servilleta y mirando la mesa.

—"Mierda" dijo poniendo su mano sobre la mía. "De verdad lo siento, no debí preguntar".

<<...>> ¿QUÉ FUE ESO? >>gritó mi cerebro.

—"¿Dann? Aquí están tus cafés.

—"Genial, gracias, nena", dijo poniéndose de pie. "Vamos, campeón, la guerra empieza" dijo pasándome el vaso de café. "Mi mamá falleció cuando nací, ni siquiera la conocí; mi papá se casó con mi madrastra unos meses después de eso; no le agrado mucho obviamente", dijo subiendo al auto.

—"Lo siento", dije mirando mi vaso.

—"Sabes cómo es el royo, así que no sientas pena por mí", dijo serio.

—"No, no es eso", mentí. "Quería preguntarte si pagaste por este café".

Me quedó mirando divertido y luego soltó unas carcajadas mientras aceleraba el auto.

—"Dorian, amigo, mi familia es dueña de la mitad de la ciudad, incluida la cafetería".

—"Oh no, eres un niño rico incomprendido y con problemas existenciales, qué cliché", dije riendo.

—"Hey", dijo golpeando mi hombro. "No se nos envía al mundo para pregonar nuestros prejuicios morales".

—"¿Dorian Gray?" dije levantando una ceja. "No te veía como un fan de Oscar Wilde" .

—"No lo soy, leí el libro recientemente, por eso lo recuerdo".

—"¿Recientemente? ¿En la escuela dieron ese libro?" pregunté tratando de recordar si había visto el nombre en la lista de libros de este año.

—"No, lo leí anoche", dijo mirando por el retrovisor mientras se estacionaba en la escuela.

—"¿Anoche?" pregunté extrañado.

Se bajó del auto sin darme respuesta y yo bajé también.

—"¿Por qué leíste el libro anoche?" pregunté nuevamente.

—"Por qué quería saber quién era mi nuevo amigo", dijo sonriendo. "¿Por qué más sería?"

Me quedé mirándolo, sin entender que acababa de pasar, procesándolo.

—"No me mires así, no te pareces en nada a él", dijo lanzándome su bolso al estómago. Por suerte lo atrapé.

—"Lo sé", dije un tanto sonrojado y quizás un tanto dolido.

—"Dann, no sabía que ahora hacíamos caridad".

Su voz cortó mis pensamientos de inmediato, lo que en parte agradecí, ya que el huracán dentro de mi cabeza se había conectado con mi estómago por un segundo. Mire a la dirección donde venía la voz, era River, por supuesto.

—"No seas así, viejo, Dorian es buen tipo", dijo Daniel tomando su bolso de entre mis manos. "Te veo luego, campeón"

"Aún que no importa si no te vemos", dijo River mientras caminaba junto a Daniel al salón de clases.

Me quedé ahí nuevamente congelado, no, diablos, no, dime por favor que no acabo de sentir algo en mi estómago cuando dijo eso. Probablemente fue solo hambre, sí, no había comido nada, le di un sorbo al café, es tu imaginación, tonto.

-"Hey Dorian"
Mire al frente, y el chico del cuaderno de ayer me saludó agitando un brazo en el aire.

—"Hey", dije saludándolo con la cabeza mientras pasé junto a él.

—"Quería agradecerte lo de ayer, lamento que te metieras en problemas por defenderme, pero lo agradezco de todas formas", dijo caminando a mi lado.

—"No hay problema", dije. "Solo lo hice porque me pareció correcto".

—"Bien, es exactamente por eso que lo agradezco, Soy Ren", dijo extendiendo su mano frente a mí con una sonrisa de oreja a oreja.

—"Dorian" respondí dándole la mano sin mucho ánimo.

—"Debo ir al salón de música, pero te veo luego, ¿Sí?"

—"Seguro" respondí. Y vi al chico alejarse corriendo.

Saqué mi teléfono y me puse los audífonos. "Zero" de Imagine Dragons salió a acompañar todo lo que sentía, todo lo que pasaba por mi cabeza, todo lo que sentí por la mayor parte de mi vida: ser un cero.

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