Yo No Vi Nada

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Sería estúpido de parte de ustedes creerme si les digo que eso no volvió a pasar; sería cínico de mi parte decirles que no quería que ocurriese de nuevo, porque lo hizo.

Dos meses después de la fiesta en el departamento de Beyland aún seguíamos juntándonos para acostarnos. No, no es una relación; no me mal interpreten. Beyland es para mí lo que yo soy para él, el relleno perfecto para el enorme vacío que irónicamente nos dejó la misma persona.

Simplemente nos proporcionábamos compañía y el desahogo sexual que ambos necesitábamos, sin complicaciones, sin conversaciones sobre el tema y, sobre todo, nadie se quedaba a pasar la noche, reglas perfectas si me lo preguntan. Ambos estábamos totalmente de acuerdo y satisfechos con el acuerdo que había nacido de forma intrínseca en nosotros.

Así que ahí estaba yo, 3 am de un sábado, mirando las paredes de mi departamento, analizando nuevamente el vacío de mi existencia, la impotencia de no poder tener lo que quería. Me encontré nuevamente escribiendo el nombre de Dorian en el buscador de Instagram sin seleccionar su perfil, solo viendo la pequeña miniatura de su foto sin tener el valor o autodestrucción necesaria para darle clic y ver su perfil.

Ahí estaba con una enorme sonrisa que jamás le había visto entregar a nadie, con sus ojos de avellana brillando como estrellas y con los labios de Dann en su mejilla, ambos sonriendo como si nada malo jamás hubiese ocurrido, como si yo jamás hubiese estado destrozado a costa de su felicidad. Suspiré y lancé el teléfono contra la pared. Me llevé las manos a la cabeza y grité, molesto, dolido, frustrado.

Me levanté y al ver el teléfono totalmente destrozado en el piso ni siquiera me molesté en recogerlo. Había pasado antes, iría por uno nuevo al día siguiente. Ahora necesitaba un alivio, una distracción. Me puse una sudadera y caminé hasta el departamento de Beyland.

Toqué el timbre, y oí risas, no estaba solo, quizás debía irme. Antes de que pudiera siquiera decidir, la puerta se abrió.

-"¿Debería sorprenderme?" preguntó sonriendo de manera arrogante.

-"Mi teléfono se rompió, así que solo vine", respondí encogiéndome de hombros.

—"Pasa", dijo abriendo la puerta para dejarme entrar, "pero no hagas ruido que mi amigo está durmiendo en el sofá".

-"¿Un amigo?"

-"No es nada, solo que tiene problemas en casa y me pidió dormir aquí, vamos a lo nuestro", dijo guiñando un ojo y subiendo la escalera hacía su dormitorio.

-"No esperaba menos", dije sonriendo.

El resto, por supuesto, fue historia; desenfrenado, necesitado, demandante y sumamente lujurioso sexo; era exacto lo que esperábamos el uno del otro.

-"Eso era innecesario", dije apuntando una marca que me había dejado en el cuello con sus dientes.

—"Qué te puedo decir", dijo encogiéndose de hombros, "a veces me dan ganas de comerte".

—"Idiota", dije poniéndome los zapatos.

-"Fue divertido", dijo sonriendo, "¿te timbro la tarjeta de cliente frecuente? "

-"No te acostumbres", dije saliendo del dormitorio.

Bajé la escalera y fui por un vaso de agua en la cocina. Estaba bebiéndolo cuando una voz me sobresaltó.

-"Y yo pensé que eras poco sociable", dijo alegre.

Me di vuelta a verlo; a pesar de estar somnoliento por haber despertado hace poco, sus ojos azules brillaban alegremente.

Me quedé callado mirándolo un segundo.

-"Soy Theo... Nos conocimos hace unos meses en el elevador...

-"Lo recuerdo"

—¿River, cierto?, no pensé que te vería de nuevo... Mucho menos en estas circunstancias", dijo sonriendo.

-"Ya me iba"

—"Ah, no te preocupes, de todas formas iba a tomar una ducha", dijo poniendo su mano en la cabeza como disculpándose igual como lo hizo ese día en el ascensor.

Me di cuenta que solo llevaba una camiseta y bóxer.

—"Adiós", dije bajando el vaso de agua para irme.

-"Te veo luego", dijo despidiéndose con la mano y entrando al baño.

Me quedé un segundo mirando la puerta del baño, ¿Qué es lo que había pensado de él esa vez que lo conocí? "Es un chico raro" había pensado... Pero ¿por qué? Había algo en el que me resultaba sumamente extraño, pero no lograba entender que era.

De pronto la puerta se abrió y el chico salió del baño sin la camisa, solo en bóxer azules. Se quedó mirándome sumamente sorprendido y en menos de un segundo se puso totalmente rojo.

-"Pen.. Pensé que te habías ido", dijo sin moverse.

No pude evitar sonreír ante su reacción, era ingenua e inocente.

-"Así veo", dije sonriendo.

El chico seguía totalmente sonrojado e inmóvil.

-"¿Vas a entrar a bañarte o esperas que te acompañe ahí dentro?" no pude evitar molestarlo.

Por increíble que suene, su rostro se volvió aún más rojo y corrió dentro del baño cerrando la puerta de golpe. Solté una carcajada y me dirigí a la puerta para irme a casa.

-" Espera... " escuché que decía a mi espalda".

Me volteé a verlo y se había puesto la camisa.

-"Yo... Emm, lamento que tu primera y, sobre todo, segunda impresión de mí hayan sido tan... Em.. Accidentadas...", dijo apoyándose en la mesa de la cocina y casi bota la fuente de manzanas detrás de él.

Sonreí

-"Peculiares sin duda", respondí.

-"Soy Theo Exer... Un gusto conocerte", dijo estirando una temblorosa y tímida mano.

Volví a sonreír y lo miré de pies a cabeza, era guapo y bastante tierno.

—"Oh, créeme, el gusto es mío".

Su cara se tornó más roja y bajó su mano de inmediato.

-"Por favor no le digas a Bey...lo que... Ya sabes. "Lo que viste"

¿Lo que vi? Si ni siquiera estaba desnudo,

Me acerqué a él y apoyé mi mano en el mesón de la cocina. Inclinándome sobre él, podía notar que estaba nervioso. Pensaba que lo iba a besar.

-"Yo no vi nada... "Aún" dije guiñando un ojo y sacando una manzana de detrás de él, mordiéndola.

Me di vuelta y escuché el suspiro de alivio salir de su boca. Salí del departamento sumamente divertido.

Era un chico interesante, sin duda.

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