De Cero A Héroe

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Luego de lo que me pareció una eternidad en la clase de Álgebra, fui a mi casillero por el libro de castellano; realmente no me gustaba esa clase; la maestra, la señora Johnson, era el estereotipo de profesora de película, una mujer de 1.50 metros, regordeta con gafas grandes y moradas que parecían casi gatunas, una sombra de ojos calipso y un labial rosado tipo barbie, que en combinación con sus vestidos de colores fuertes creaba una imagen casi pintoresca. Era, dentro de todo, bastante amable; pero era de esas maestras entusiastas que no se cansan hasta ver que hizo participar a todos los alumnos durante su clase. Yo no era fan de hablar en público, o hablar en general, supongo.

Cerré mi casillero mientras en mis audífonos sonaba "We will rock you" de Queen. Observé sin moverme de mi lugar que al final del pasillo unos chicos altos y musculosos molestaban a un chico escuálido de cabello negro azabache y ojos cafés. "Matones", pensé, en mi tiempo en esa escuela ya había identificado a ese grupo como gente de la cuál me debía alejar. Eran Chad y su séquito de simios, cuyo único propósito en la escuela era quitarle el almuerzo y dinero a los más escuálidos e indefensos y, por supuesto, fumar en el pasillo detrás del gimnasio como los chicos malos que creían ser.
Caminé hacia el salón pasando junto a ellos; estaban vaciando el contenido de la mochila del chico al suelo.

—"¿Qué es esta basura? "¿Es tu diario, nenita?" preguntó Chad mientras movía un cuaderno notoriamente viejo frente a todos lo suficientemente alto para que el chico no lo alcanzara.

—"No, por favor, son canciones, son de mi abuela, no les hagas nada".

—¿Canciones de tu abuela? "¿Acaso el bebé necesita canciones de cuna para dormir?" exclamó Chad, soltando una risotada de forma teatral mientras sus matones sostenían al chico contra el casillero.

-"Es lo único que me queda de ella, por favor, no le hagas nada, toma el dinero de mi almuerzo, pero no le hagas nada al cuaderno", dijo el chico con notoria desesperación tratando de zafarse de las manos de los Matones.

-"Veamos qué hay aquí, sería una pena que se rompieran un par de hojas".

Vi que Chad comenzaba a hojear el cuaderno con brusquedad, pobre chico, pensé, si eso fuera de mi mamá... Me detuve ante la puerta del salón; si eso fuera de mi mamá, le partiría la cara a Chad solo por haber tocado el cuaderno, pensé. Bien, soy alto y delgado, casi nada musculoso, debo decir, pero dentro de todo estoy en buena forma, creo... Demonios, yo quería mantener un perfil bajo, sin problemas, solo terminar esta estupidez de año y ya, pero no podía quedarme de brazos cruzados.

-"¡Mira aquí hay una nota! Para mi querido Ren, que la música siempre te acompañe, con amor, tu Abue... ¿No les parece encantador? Sería una pena que se rompa la página que... ¡Hey! ¿Qué te pasa? dijo Chad cuando se dio cuenta de que le había quitado el cuaderno.

—"Deja al chico tranquilo, ya te dio el dinero, no lo molestes más", dije sonando más decidido de lo que pensé estar.

-" ¿Y tú quién eres... ¿Su novia? —dijo entre risas.

De pronto noté que en el pasillo todos se habían detenido a ver lo que pasaba, por supuesto. ¿Cómo no iban a hacerlo? Si vivían del drama, unos cuantos casilleros más allá vi al grupo de los populares observándome, Sora y Hannah, con una notoria preocupación; Daniel parecía estar disfrutando el show por la sonrisa que traía y River... ¿Era eso curiosidad? ¿Sorpresa quizás?

-"Da igual, solo déjalo en paz", dije mirando a Chad directo a los ojos.

-"¿Oh qué?" dijo sonriendo.

—"Chad, no deberíamos meternos con él..." Su papá..."

—"No está aquí ¿o sí?" lo corté molesto; yo podía pelear mis propias peleas, no necesitaba que mi papá saliera al baile cada vez.

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