Nunca Fuiste Competencia

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*Lo siento, River, siento tu constante falta de amor y tu completo vacío emocional y siento que nadie te haya entregado el amor que necesitabas debido a tu impresionante inseguridad y toxicidad*, dijo nuevamente parado frente a mí en el estacionamiento.

Vi nuevamente el cuchillo en mi mano; lo sostenía con miedo, pero cuando dijo esas palabras, me dolieron tanto que no pude evitar sostenerlo con fuerza y levantarlo con ira, amenazándolo. Me habían dolido por qué las había dicho él. Me habían dolido por qué sabía que eran ciertas.

El despertador me sacó de esa pesadilla antes de que tuviera tiempo de seguir reviviendo ese día. Levanté mi mano hacia el techo y observé la sangre seca en los nudillos. Había roto el espejo la noche anterior. Idiota, pensé.

Me levanté y fui al baño a darme una ducha fría, para sacarme ese sentimiento de vacío, esas pesadillas, esos recuerdos; por supuesto, el efecto solo duraba un poco.

Salí del departamento y me dirigí a las clases, una de esas clases de introducción obligatorias de la universidad para tener más información sobre créditos de que realmente nadie quiere tomar.

Todo fue mucho ruido ambiente y casi nada quedó en mi cerebro. Finalmente salí del salón y fui a las máquinas expendedoras; me quedaban unos minutos antes de mi siguiente clase.

Puse las monedas y elegí el café más cargado que había.

-"¡Hey Rímel!" escuché a mi espalda.

Pero reconocí la voz y realmente no quería voltearme.

-"Veo que no tuviste una buena noche", dijo con un tono de voz tan energético que me dieron ganas de darle un puñetazo en la cara.

Saqué mi café de la máquina y lo miré por un segundo.

-"De muchas palabras como siempre", dijo sonriendo.

Me volteé y caminé hacia el salón.

-"¡Oye, no te vayas!" dijo caminando a mi lado.

-"Deja de seguirme, Beyland", dije sin mirarlo.

—"Qué va, tengo la misma clase", respondió caminando a mi lado.

-"Que fortuna la mía", respondí.

Entré al salón y vi a Baco sentado solo. Al menos me agradaba. Caminé hacia él y me senté a su lado.

-"Te diría buenos días, pero no estoy seguro de que los tengas", dijo burlón.

-"Gracias por subirme el ánimo, Baco".

-"Hey, para eso están los amigos", dijo riendo. "Escuché que Beyland hará una fiesta en su departamento hoy, ¿irás?"

-"No me agrada, y no he sido invitado", respondí dándole un sorbo a mi café.

-"¡Baco, Rímel! Están invitados a mi fiesta esta noche", dijo Beyland.

-"¡Claro!" dijo Baco.

-"Pfff" solté molesto.

-"¿Sigues odiando a ese chico, River?" dijo Baco notoriamente divertido.

-"Oh dios, ya déjalo ir", solté molesto.

—"Qué va, no puedo, me agrada ser tu amigo".

-"Sólo por qué cuando las chicas se enteran que soy gay tú te aprovechas".

—"Oye, oye, ofrezco apoyo emocional, no me aprovecho de nadie, pero no niego que tu amistad me es beneficiosa".

—"Idiota", dije tomando mi café.

-"Ambos somos idiotas, por eso somos amigos", dijo riendo.

El profesor entró al salón y comenzó con su discurso.

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