La Madriguera Del Conejo

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Un sonido lejano de pitidos llegó a mis oídos, mis ojos se abrieron lentamente, había una luz cegadora que me molestaba; cuando finalmente logré adaptar mis ojos a la luz, vi paredes blancas por todos lados, miré mis brazos y estaban llenos de serpientes; me removí sobresaltado.

-"Shh, tranquilo... "Tranquilo todo está bien, Dor, estás bien" dijo papá poniendo su mano sobre la mía.

-"¿Dónde... "Qué pasó", pregunté totalmente desorientado.

-"Estas en el hospital... Casi te perdimos, hijo", su voz se quebró y sus ojos se llenaron de lágrimas. "Un oficial te encontró tirado en la calle, tuviste varias lesiones, costillas rotas y una casi perfora tu pulmón, también una contusión cerebral... "Estuviste en coma 4 días, hijo..." se puso a llorar desconsolado.

-"No recuerdo..." dije, tratando de analizar todo lo que me acababa de decir.

-"Oh Dor lo siento... Lo siento tanto, fui un tonto, fui un insensible hijo, no entendía... Pero ahora... Hijo, te perdí dos veces mientras estabas en la sala de operaciones. No pienso perderte otra vez y menos por mi culpa... Tu papá es chapado a la antigua y no entiende... Pero te acepto tal y como eres, hijo, te amo tal cuál eres"

-"Papá..." dije con los ojos llenos de lágrimas, traté de abrazarlo, pero al moverme todo el dolor volvió a mi cuerpo.

—"Tranquilo, hijo, no digas nada, voy por el doctor para que te revise", dijo saliendo de la habitación.

¿Estuve en coma? No entendía nada. No recordaba nada. Iba caminando a casa y luego... me esforcé por recordar, pero me dolió la cabeza, estaba borroso.

El médico entró y me hizo un par de preguntas, puso una linterna frente a mis ojos, probó mis reflejos y revisó los puntos de la crujía. Justo sobre las costillas tenía una cicatriz horizontal.

Aparentemente todo estaba bien, pero debía quedarme unos días más, probablemente dos semanas, dijo, para asegurarse de que no hubiese mayores daños.

Papá se sentó a mi lado y llegó un oficial a tomar mi testimonio, pero considerando que no recordaba nada, no sirvió de mucho. Finalmente, el interrogatorio se vio interrumpido por dos torbellinos rubios lanzándose sobre mí a abrazarme.

-"¡Dorian!" gritaron al unísono mientras se ponían a llorar.

-"No lloren, estoy bien".

-"Teníamos mucho miedo", dijo Aramis haciendo pucheros.

-"No nos dejes nunca", dijo Athos soltando un ruidoso sollozo.

-"No, no, jamás los dejaré ¿de acuerdo?" dije abrazándolos lo más fuerte que pude.

Se quedaron acostados a cada lado mío mientras veíamos televisión, papá nos acompañaba desde la silla. Dejando de lado el dolor, debo decir que fue uno de los mejores momentos de mi vida.

Finalmente se despidieron y me quedé solo en la habitación. Pusieron algo en el suero para ayudarme a dormir así que pronto caí rendido en los brazos de Morfeo.

Caí en un sueño tan profundo que comencé a soñar.

Despertaba en un prado verde, sentado bajo un árbol, cuando una manzana caía sobre mi cabeza.

-"¡Ay!" exclamé sobándome y mirando sobre las ramas.

-"Despierta ya", dijo Athos acostado sobre la rama del árbol disfrazado de gato púrpura con una sonrisa de oreja a oreja.

-"¿Eres el gato Cheshire de Alicia?" pregunté levantándome.

-"La pregunta es ¿Quién eres tú?" dijo desapareciendo.

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