27

324 39 79
                                    



Vi a Seulgi y Suho en una mesa del comedor y me dirigí hacia ellos. Estaban discutiendo sobre algo. Cuando llegué, escuché que se trataba de Baekhyun. Estaban apostando sobre los resultados de sus exámenes. Solo se interrumpieron para saludarme y continuaron el debate.

—Es Baekhyun, no puede retener siquiera las cosas que le importan —dijo Seulgi—. Yo creo que va a desaprobar una o dos.

Suho se rió.

—Eso es mucho para él. Yo creo que va a desaprobar mínimo tres.

—Ey —exclamé—, no olviden que tuvo un gran guía esta vez.

—Sí. Ya estamos teniéndolo en cuenta —respondió Seulgi.

Los fulminé con la mirada.

—No lo tomes personal, Do, es que conocemos a Baekhyun.

—Creo que le tienen muy poca fe.

Ambos apoyaron los codos en la mesa y sostuvieron sus mentones con sus manos, mirándome fijo.

—¿Tú sí confías en él? —preguntaron.

No supe cómo tomarme esa pregunta. ¿Me estaban tomando el pelo? ¿O me estaban juzgando por creer en él luego de lo que me había hecho? Me salvó la aparición de Baekhyun, que apoyó su mochila en la mesa a mi lado y tomó asiento.

—¿De qué hablaban? —preguntó curioso.

—Tus notas. ¿Las tienes?

Hizo una mueca, abriendo su mochila, y sacó un papel con una cuadrícula impresa. Eran los resultados de los exámenes. Lo deslizó sobre la mesa en mi dirección y lo tomé entre mis manos. Todas las notas estaban por encima del ocho. Sonreí por inercia.

—No entiendo cómo ocurrió —dijo, robándole un poco de ensalada a Suho.

Le pasé el papel a los otros dos mientras le daba unas palmadas a Baekhyun en el hombro a modo de felicitación. Ambos expresaron su sorpresa y lo felicitaron también, y luego a mí por ser tan buen maestro. Le sonreí a Baekhyun victorioso. Él lucía un poco derrotado, a pesar de que estas eran grandes noticias para su diploma.

—Así que... ¿Este sábado? —pregunté.

Miró fijo la mesa y su semblante se animó un poco luego de reflexionarlo.

—Bien —respondió, demostrando más positividad sobre esa salida—. Gracias. Sé que hiciste todo esto para alentarme a salir.

—Deja de agradecerme por todo, siento que pronto me pondré panzón, calvo y dorado, y perderé la capacidad de moverme.

Él se rió.

—No sería tan malo —dijo—. Tendrías a muchas personas adorándote y recibirías ofrendas en materia de alimentos y dinero. Si eso no es la vida soñada, no sé qué lo sea.

Chasqueé la lengua resignado. No coincidía con él, pero sabía que de acuerdo a sus estándares esa era la vida que más deseaba: sentirse adorado y ser mimado por los demás.

*

Pasé por Baekhyun a eso de las nueve. Mi hermano no me prestó el coche, así que no era una manera muy elegante de pasar por él, simplemente íbamos a tomar un bus. Pero mientras esperaba a que saliera, me di cuenta que era mejor así. Se sentiría raro luego de todas esas citas que habíamos tenido en el auto, sin contar aquella que había ido más allá que el resto. Últimamente, mi memoria se disparaba seguido para remontarme de nuevo a ese momento. No tenía excusa. Me encontré analizando una y otra vez lo que había ocurrido, el recuerdo y mi actitud actual frente a él, y descubrí que no lo odiaba.

AndróginoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora