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[Actualización 1/2]


Cuando regresé a casa al día siguiente, Seulgi y Suho no sospecharon nada. Guardé cuidadosamente los obsequios que había recibido y les enseñé únicamente la camisa de hombre, diciendo que eso me habían obsequiado mis padres. Cuando me ofrecieron comida, la rechacé porque todavía estaba que explotaba. Se alegraron de saber que mis padres me habían agasajado bien. Preguntaron por Mongryong y por un momento no entendí a qué venía la pregunta, pero rápidamente puse una sonrisa en mi rostro de alegría fingida.

Mi móvil estaba sin batería desde la noche, así que lo puse a cargar. Entró un mensaje de Joohyun: "Kyungsoo te mandó un mensaje a última hora de la noche, te desea feliz cumpleaños". No respondí. Se lo agradecería personalmente en la universidad, teníamos práctica ese día. También llegaron varios mensajes y llamadas perdidas de mis padres. Inventé una excusa de cumpleaños, les envié una foto con Irene y otra con los chicos, y me fui a bañar. Tenía suerte de que no fueran los padres más dedicados y no se hubiesen gastado en llamar a alguno de mis amigos.

Por la tarde, luego de mis clases, llegué al salón de ensayo y Sehun fue el primero en saludarme. El resto lo escuchó felicitarme por mi cumpleaños y se acercaron a hacerlo también. Llevaba el llavero que Kyungsoo me había regalado colgando del cierre de mi mochila, así que la dejé con cuidado sobre una silla en los cambiadores, me puse cómodo y salí a bailar. Estábamos aprendiendo un nuevo número. El coro también estaba preparando otras canciones. Nos encontrábamos bastante ocupados y apenas tenía tiempo de mirar a Kyungsoo, pero lo escuchaba cantar y dar indicaciones al resto. Era muy bueno en ello, incluso más que el líder del coro.

Su grupo terminó antes y salieron del salón. Joohyun no me dejó ir esta vez, estaba explicando unos pasos de la coreografía. El profesionalismo iba primero. Cuando terminó, corrí a los cambiadores, fregué con una toalla mi cara y me cambié la ropa sin secar el resto del sudor, pero cubriéndolo con desodorante. Pensé que había perdido la chance de hablar con Kyungsoo, sin embargo, cuando salí vislumbré a la distancia, sentado en la escalera de la entrada, a un chico con una mochila que tenía el mismo llavero que yo.

—Pensé que te me habías escapado —dije cuando llegué a él y me senté a su lado, con algo de distancia por mi estado apestoso.

—Asumí que querías decirme algo.

Sonreí por inercia.

—Gracias por el obsequio. No esperaba nada, me tomó por sorpresa.

—Solo es un pequeño detalle —respondió, restándole importancia.

Yo no estaba de acuerdo. Independientemente del costo de una figura de colección, era algo simbólico. Habíamos compartido el juego del que salía y ahora compartíamos el llavero, que por casualidad ambos llevábamos en la mochila. Aunque fuera tonto por mi parte pensarlo, parecía otra versión del anillo de parejas. Una versión muy friki.

—Pero me alegra que te gustara —dijo.

Parecía avergonzado. No me miraba a los ojos, a pesar de que generalmente era muy directo conmigo. Eso me estaba poniendo nervioso. Cuando finalmente me miró, su expresión endureció y sus ojos quedaron clavados en algún punto en mi cara. Me quedé estático y dejé de respirar, esperando que dijera algo. De pronto alzó su mano y pasó el dedo pulgar por encima de mi labio superior.

—Nunca me había dado cuenta que tienes el mismo lunar —musitó.

En ese momento sentí cómo mi alma pujaba para salir de mi cuerpo, tuve que aferrarme a ella con todas mis fuerzas y retenerla dentro para continuar. El trato brusco que le había dado a mi piel con la toalla debía haber levantado el maquillaje. Me aparté del toque de Kyungsoo hacia atrás con una sonrisa incómoda.

AndróginoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora