Andrógino

24

Levanté el puño para golpear la puerta y me detuve. Era una locura, ¿en serio iba a hacerlo? Tenía que estar muy mal. Di dos golpes sin fuerza, una parte de mí esperaba que nadie los escuchara. Pero la puerta se abrió. La chica que lo hizo se quedó mirándome con los ojos muy abiertos, como si yo fuera un fantasma. Miré por encima de su hombro, hacia la sala. Baekhyun y otro chico estaban sentados en el sofá, los dos me miraban de la misma forma que ella. Escaneé a Baekhyun. Tenía un bol con palomitas debajo del brazo y las piernas dobladas sobre el sofá, desnudas. Me pareció ver que llevaba la minifalda rosa que usaba como Minha. De pronto se puso de pie y salió corriendo a encerrarse en una habitación.

—¿Quieres pasar? —preguntó la chica.

Hice una reverencia tímida y acepté la invitación. Ella cerró la puerta y entró detrás de mí, señalándome el sofá para que tomara asiento junto al otro chico.

—Supongo que no nos conoces. Yo soy Seulgi, él es mi novio Suho. Somos amigos de Baekhyun desde la escuela y vivimos los tres juntos.

—Es un placer —dije por cortesía.

Seulgi se sentó en el sofá individual y se produjo un silencio incómodo.

—Gracias por no asesinar a Baekhyun —murmuró.

Levanté la vista asombrado y luego la dirigí a Suho, que le tomó la palabra de inmediato.

—Sí, lamentamos que haya actuado como un loco... —dijo apenado—. Me siento un poco responsable porque yo le di la idea.

—Baekhyun es muy... —continuó Seulgi.

—Influenciable —completé la frase, recordando lo que había dicho Joohyun—. Lo sé.

Seulgi me miró como si las palabras no le alcanzaran para expresar lo mucho que lamentaba lo ocurrido. Por suerte solo dijo gracias una vez más y se puso de pie, haciéndole un gesto a su novio para que la siguiera a la habitación al final del pasillo (la que Baekhyun me había enseñado como la habitación de Minha). No sentía que se divirtieran a mi costa, por la forma en que me hablaron, pero aún así me habían dado a entender que era cómplices, y eso me hacía sentir incómodo con ellos. Baekhyun salió poco después.

—¿Por qué viniste? —preguntó, todavía de pie y sin muestras de que fuera a sentarse.

Metí la mano en el interior de mi chaqueta y saqué algo del bolsillo secreto. Me levanté, caminé hacia él, abrí una de sus manos y dejé el collar. Había pegado los cristales. La flor había perdido la forma, pero esperaba que aún conservara su valor sentimental si eso era importante para él.

—¿Por qué? —preguntó de nuevo, mirándola.

—Seguí pensando en todo lo que dijiste. He estado intentando comprenderlo desde entonces, pero no puedo terminar de hacerlo si no escucho tu propia versión.

Sus ojos se aflojaron y unas lágrimas se escaparon por los extremos. Bajó la cabeza para ocultarlo y se restregó con las mangas.

—¿Esto va a ser así? ¿Jugarás al tira y afloja hasta que hayas cobrado la deuda?

No estaba preparado para esa pregunta. Sin embargo era lógica. Pero, ¿qué podía decir? Si estábamos en esa situación de desconfianza mutua era por su culpa, ya que por el peso de lo que me había hecho es que creía que yo ansiaría vengarme. La verdad es que me sentía perdido. En el fondo albergaba la esperanza de que pudiera perdonar a Baekhyun y volviéramos a ser amigos.

—No es mi intención —respondí, sin importar si me creía o no. Al menos para mí era cierto.

Me miró a los ojos, yendo de uno al otro mientras se mordía los labios. Movió la cabeza de arriba a abajo como si decidiera tomar mis palabras por ciertas. Luego se miró los pies y el ambiente se volvió incómodo, ya que ninguno decía o hacía nada. Esa era la señal para retirarme, aunque no estaba muy convencido. Después de todo, me había tomado el trabajo (y tragado el orgullo) de llegar hasta allí.