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Seulgi no me hablaba. Yo tampoco quería forzarla. Había un hilo imaginario tensado entre los dos. Suho, que siempre se encontraba en el medio, lo tenía atascado en la garganta, cortándole la respiración. Desde que Seulgi estaba enojada conmigo, se desquitaba con él. Era su agudo olfato, que le hacía saber que alguna idea idiota me había surgido de la sugerencia de mi amigo. Yo temía que lo cansara y Suho decidiera poner un punto final a su relación y a nuestra amistad, puesto que no era la primera vez que acababa en medio de nuestras peleas. A veces deseaba contarle lo que estaba haciendo para darle un motivo por el cual lidiar con ella y ayudarme, pero luego sentía pánico de la posibilidad de que Seulgi descubriera que estaba al tanto y no volviese a confiar en él. Al final preferí ocultárselo, a pesar de que había sido idea suya.

Cuando estaba solo o fuera de casa, me olvidaba de ellos. La mayor parte del tiempo estaba chateando con Irene y Kyungsoo, y a veces me quedaba con mi nueva amiga al terminar las clases. Ya no solo nos reuníamos para darle forma a Minha o al plan, sino para pasar el rato juntos, ir a un café o mirar una película. Así descubrí que Irene se abría luego de los silencios prolongados. Me contó que llevaba un tiempo coqueteando con el líder del coro, pero que no habían dado ningún paso significativo. No pude evitar pensar en lo conveniente que sería si saliera con Kyungsoo e hiciéramos coincidir a nuestros líderes "casualmente".

Kyungsoo estaba siendo más reservado después de la cita, tal vez porque en ella ya había hablado mucho de sí. Tampoco volvió a mencionar la segunda, pero yo sabía que aún no se arrepentía porque algunas veces insinuaba que tenía ganas de verme. Entonces planeé aparecer sorpresivamente, como semanas atrás, al final de las prácticas. Mis compañeros no podían quejarse si era una ocasión aislada.

Cuando me dirigí a los cambiadores antes de que finalizara el ensayo para el resto, me topé con Sehun que regresaba del baño. Había olvidado el encuentro en el centro comercial hasta verlo en el salón de prácticas. Luego de fingir exitosamente que no existía durante algunos ensayos pensé que me escaparía de él, pero no. Se detuvo justo delante de mí, decidido a hablar.

—¿Por qué me evitas? ¿Qué estabas haciendo con el chico del coro?

Aparté la mirada y me quedé en silencio porque no entendía qué esperaba Sehun o con qué intención me preguntaba. Estaba asustado.

—Si Irene se entera, te castigará otra vez —agregó en un tono que denotaba preocupación, pero que no por ello dejaba de sentir como un ataque.

—No sé de qué hablas, Sehun. Me estás incomodando. —Lo evadí en dirección a mi mochila, que se hallaba sobre un tocador, pero él sujetó mi brazo.

—Me preocupas, Byun. Solo quiero que sepas que estoy aquí si necesitas... No sé, charlar con alguien.

Me solté de la manera menos brusca de la que fui capaz, algo que no salió bien. Llevaba el drama en la sangre. Provenía de mi familia materna. Alguna tatarabuela había sido actriz de melodrama y todos sus sucesores lo habían adoptado como una tradición familiar más que una profesión.

—Lo tendré en cuenta. Gracias —respondí cortante.

Vi a través del espejo del tocador su mueca de inconformidad y luego salió. Maldito Oh. Ahora no podría transformarme pues él tendría sus ojos puestos en mí. Como ya me había visto una vez, me reconocería de inmediato. Y más aún si sabía quién era Kyungsoo. Sea cuales fueran sus intenciones, necesitaba lejos a los chismosos.

Regresé a la práctica. Irene me miró interrogativa, pero yo solo me integré al grupo y terminé al mismo tiempo que los demás. Se dirigieron uno a uno al cambiador mientras la ayudaba a dejar nuestra parte del salón en orden y echaba miradas furtivas al grupo del coro. Nuestras miradas se toparon una vez y me paralicé. Kyungsoo levantó una mano y la agitó apenas, con una expresión neutra. Yo incliné la cabeza, devolviéndole el saludo, y me di vuelta tan rápido que no llegué a ver a Irene. Por suerte, mis reflejos eran lúcidos y logré sujetarla antes de que se cayera al suelo. Pero eso no evitó que más tarde me tragara una reprimenda de camino a su casa. Aunque no fue por ese accidente, sino por haber permitido que Sehun me viera transformado.

AndróginoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora