Andrógino

25

Aunque solía ser alguien que apreciaba los tiempos a solas, pronto se cumplirían dos meses desde la ruptura y no lograba volver a mi rutina anterior: estudio, canto, juegos, estudio, ver a mis amigos con suerte una vez a la semana y aceptar la invitación de Minseok a alguna cita grupal cada cierto período de tiempo. La consola ya no me divertía igual, me faltaba un compañero. Me planteé rellenar ese espacio con Jongdae, aunque sabía que era pésimo jugando. Era más el tipo de persona que perdía el tiempo saliendo, siempre tenía planes programados.

Una tarde libre en casa le envié un mensaje invitándolo a venir. Jongdae era el menos ocupado de todos mis amigos y bastante adicto a su móvil, siempre respondía en el momento, incluso cuando se estaba bañando. Pero esta vez no respondió. Luego de cinco minutos le envié signos de pregunta. Y diez minutos más tarde un sticker. Cuando eso último no tuvo ningún efecto, me di por vencido.

Obtuve una respuesta horas más tarde, durante la cena. Cuando subí a mi habitación, tenía un mensaje de voz:—Lo siento, vi tu mensaje demasiado tarde, estaba con Baek. Podemos hacer algo mañana. Pero nada de jueguitos, sabes que no es lo mío.

Irónico. Baekhyun había dejado un hueco vacío en mi vida que ahora necesitaba rellenar y la primera persona en que había pensado, por lógica, era mi mejor amigo, pero ahora Baekhyun también me lo quitaba. Intenté reprimir la actitud sarcástica que nacía dentro de mí en respuesta y accedí.

Al día siguiente lo esperé en un bar cerca de la universidad. Me sentía raro. Cada vez era más consciente de esas pocas personas que me conectaban a Baekhyun y entre las cuales ahora se hallaba Jongdae. Temprano, me había cruzado y saludado con Seulgi y Suho, que por más cordiales que fueran me hacían sentir incómodo. Luego me había chocado con Sehun al salir del baño. Más tarde había ido al salón de prácticas, aunque no fuera día de ensayo, con la esperanza de que no estuviera ocupado, y me había encontrado con Joohyun bailando sola. Este tipo de casualidades se habían vuelto más recurrentes la última semana, o eso sentía ahora que las percibía. Y todas estas apariciones resaltaban la ausencia de una persona que, curiosamente, no veía hace días.

—Siento que nos estamos viendo más seguido —dijo Jongdae cuando se sentó en la mesa—. ¿Me extrañas?

—Las últimas veces no fue porque yo quisiera —resoplé.

—No eres lindo —se quejó—. Deberías aprender de Baekhyun.

Justo en ese momento, el susodicho entró al local. Me quedé congelado, con los ojos clavados en la puerta. Baekhyun irradiaba luz de su sonrisa mientras conversaba con su compañía, a la que no vi hasta un rato después, demasiado absorto en esa visión de él. Sentía que hacía mucho tiempo que no lo veía así: radiante. Era el estado que mejor le iba. "Lindo", lo había llamado Jongdae, pero Baekhyun iba demasiado lejos para caber en ese estándar. Ni siquiera yo podía negar eso. Baekhyun tenía un atractivo superior al de una persona común y era gracias a esa característica particular que él despreciaba. Ser alguien de rasgos andróginos le daba una ventaja sobre el resto y era que podía moldear su apariencia como quisiera y siempre se vería bien.

—¿Qué miras? —preguntó Jongdae mientras volteaba a echar un vistazo.

Baekhyun levantó la mirada en ese momento y nos vio también. Su sonrisa se evaporó. Nos saludó con un gesto formal y siguió de largo hacia el mostrador para hacer su pedido. La persona que lo acompañaba era Sehun. Aunque Baekhyun iba con ropa deportiva, era de marca y estaba muy cuidada, así que no era la que usaba para practicar. Ahora pasaban tiempo extracurricular juntos, comprendí.

—¿Quién es ese galanazo? —preguntó Jongdae en voz baja.

—Su compañero de baile —resumí, y al ver su expresión sugestiva agregué:—Para el festival, no de la manera que piensas.