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[Actualización 1/2]


Desperté hecho un bollo contra el respaldo del sofá de Jongin. No había nadie a mi lado. Pensé que había soñado la parte de la noche en que Baekhyun había llegado de imprevisto, me parecía lo más lógico. Pero me atrajo el sonido de unas voces en la cocina, que no comprendía lo que decían y que enseguida reconocí como las voces de Jongin y Baekhyun. Arrastré los pies hasta allí y los encontré compartiendo la mesa mientras conversaban en voz baja, supuse que para no despertarme. Estaban desayunando. Me dejé caer con pereza en una silla y Jongin me sirvió el desayuno.

—¿Qué hacían? —pregunté.

—Intercambiábamos números —respondió Jongin con una sonrisa provocadora.

No me preocupaba. En la noche había llegado a comprender que todos los celos que pudiera sentir de mis amigos se originaban en mis propias inseguridades y no en que ellos hicieran algo para perjudicarme. Además, a Jongin no le interesaban los hombres de esa forma y jamás se fijaría en alguien que sabía que me producía cosas. Tenía códigos, algo que dudaba un poco más de Jongdae.

Baekhyun se excusó para ir al baño y, luego de que Jongin le indicara cómo llegar, desapareció detrás de una puerta. Mi amigo me miró a la expectativa. Yo evadí su mirada porque era consciente de que él tenía más claro cuál era mi problema que yo y por eso había permitido que Baekhyun se quedara. Probablemente se decepcionaría de que nada hubiese ocurrido entre nosotros, pero el solo hecho de que me hubiera brindado la tranquilidad de tenerlo ahí ya era suficiente para mí y estaba agradecido con él por eso.

—Admito que es lindo —dijo—, pero ¿cómo no te diste cuenta que era un chico? Tiene algunos rasgos muy marcados...

—Lo conocí completamente disfrazado y con una actitud muy diferente.

Me miró como si no le pareciera suficiente, estrechando la mirada.

—¿No me crees? —pregunté ofendido.

Por impulso, tomé el móvil de Baekhyun, lo había dejado sobre la mesa. No sabía la contraseña, pero aposté a lo más básico. Me acaloré cuando la fecha de mi cumpleaños coincidió con la clave. Abrí su Instagram y me dirigí al perfil secundario. No recordaba el usuario, así que la situación me servía de pretexto para echarle un vistazo y memorizarlo.

—¿Qué haces? —susurró Jongin en un tono acusador, inclinándose más cerca.

Justo en ese momento había descubierto una foto un poco más comprometedora de las que recordaba que subía a esa cuenta, así que oculté la pantalla contra mi pecho para que no la viera. Jongin volvió a su lugar y se cruzó de brazos. Bajé en la grilla hasta llegar a las primeras fotos, que eran a su vez las menos atrevidas. Parecía que Baekhyun se había ido despojando del pudor poco a poco hacia el presente. Las primeras solo eran fotos de sus atuendos femeninos frente al espejo, o de un fragmento de su cara con maquillaje.

No podía transmitirle a Jongin la totalidad de lo que yo había experimentado porque Baekhyun evitaba subir fotos donde se viera su cara completa y además no se colocaba un pecho falso ni usaba peluca. De todos modos se las enseñé. Jongin alzó las cejas como si estuviera asombrado de lo que veía, pero no especificó por qué exactamente. La puerta del baño hizo ruido al abrirse, así que cerré rápido la aplicación, bloqueé el móvil y lo dejé sobre la mesa. Mientras Baekhyun se acercaba, le dije por lo bajo a Jongin que no mencionara el tema.

—Creo que ya es momento de irme —dijo Baekhyun mientras miraba la hora.

—Yo también —añadí, tomando unos bocados rápidos de mi desayuno, sin terminarlo.

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