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Suho y Seulgi estaban de aniversario. Casi todos los años, tenían una cita que duraba el día entero; paseaban por lugares turísticos, otros nostálgicos y, por último, visitaban el lugar donde se habían hecho pareja oficialmente. Lo sabía porque cada año Junmyeon pedía mi opinión y consejo, ya que él era el encargado de planearlo. Estaba toda una semana concentrado en eso y confabulando a espaldas de Seulgi. El primer año Seulgi pensó que algo andaba mal, que Suho la estaba engañando o simplemente ya no la quería y que yo sabía algo pero no se lo decía. Tuvimos una pelea grande los tres, pero todo se arregló cuando llegó el día. Desde entonces, Seulgi fingía no darse cuenta de la extraña actitud de su pareja la semana antes del aniversario.

Esta vez, yo también estaba trazando un plan. Kyungsoo y Minha ya habían tenido varias citas y también la había invitado a su casa más de una vez. Generalmente no tenía en cuenta siquiera la posibilidad de devolverle el favor porque era muy difícil saber cuándo iba a tener el apartamento para mí y por cuánto tiempo, pero esta oportunidad era perfecta y la idea apareció de inmediato en mi cabeza. Éramos novios (y amigos), era raro que nunca lo invitara. Tenía que liquidar ese problema ahora que tenía la chance.

Temprano, al mediodía, Suho y Seulgi se fueron de casa. Almorcé algo liviano por los nervios y limpié el departamento. Luego ordené mi habitación, ocultando cualquier rastro de presencia femenina, y me dirigí a la habitación de mis amigos. Saqué todos los marcos con fotos y guardé toda la ropa y accesorios de Suho en el armario. Distribuí un poco más las cosas de Seulgi para que resaltara el lado femenino de la habitación y me encerré en el baño para la parte más dura de la transformación. Me bañé, depilé, oculté el pene y maquillé en tiempo récord (lo cronometré). Volví a la habitación de mis amigos y me coloqué el vestido que había dejado extendido sobre la cama. Tenía un estampado floreado, de tonos rosados. Era la prenda más adorable que había usado hasta el momento. Me había pintado hasta las uñas a juego.

Solo faltaba que terminara de ponerme la peluca cuando sonó el timbre. Agregué algunos clips mientras tiraba hacia atrás unos pelos rebeldes que no querían esconderse y grité "ya voy" antes de revisar una vez más el estado del departamento. Tomé algunos peluches de Seulgi y los dejé en el sofá para darle un último toque. Luego me digné a abrir la puerta. Kyungsoo esperaba del otro lado, con ese aspecto entre casual y formal que lo caracterizaba, el pelo un poco más engominado de lo que acostumbraba, y un paquete con un pequeño pastel para compartir. Estaba serio, demasiado para ser una cita, pero se lo adjudiqué a los nervios, ya que se había sorprendido mucho cuando lo invité.

—Pasa —le dije con una sonrisa.

Le ofrecí unas chanclas (teníamos algunas genéricas para los invitados, yo estaba usando unas de esas) y tomé el paquete para llevarlo a la cocina. Volví con unas tacitas de té. Kyungsoo seguía parado cerca de la entrada, mirando alrededor.

—No seas tímido —le dije—. Ven, siéntate.

Me senté en el sofá y coloqué uno de los peluches sobre mi regazo. Era para sentirme acompañado en esa locura que estaba cometiendo.

—¿Tu hermano no está? —preguntó mientras se sentaba del otro lado.

—Salió con Irene —mentí—. Dijo que lo ayudaste a escoger su regalo.

—En realidad no hice nada, solo lo acompañé.

—Y luego fueron a tu casa a jugar videojuegos. Ustedes realmente se llevan bien... Es decir, no te juntas con él solo para estar en buenos términos conmigo, ¿no? —pregunté preocupado—. Baekhyun puede ser pesado, así que no pretendo que te sientas obligado a ser su amigo...

—No, no es nada de eso. Baekhyun es carismático, es muy fácil hablar con él. Me cae bien de verdad.

No sabía si sentirme aliviado o estúpido.

AndróginoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora