9

347 51 46
                                    


Irene y yo no actuábamos de una manera especial en las prácticas, solo éramos nosotros, aunque Kyungsoo estuviera allí. De todos modos era un espacio para ser "serios" sobre nuestro trabajo, y nosotros lo éramos en demasía, así que él no lo vería extraño. Teníamos la intención de que los demás chicos del grupo de baile dejaran de susurrar. La noticia de que nos habíamos tomado de la mano en el pasillo había corrido como pólvora. No creía que algo tan minúsculo pudiera volverse algo tan grande, pero ahí estaba. Para ellos era lo mismo que le tocara un mechón del cabello, le tomara la mano, o le comiera la boca. Cualquiera de esas cosas significaba que estábamos saliendo y, seguramente, acostándonos. Incluso Sehun nos miraba extraño ahora, como si no confiara en mis palabras o sospechara de algo.

El día de la cita llegó sin intercambio relevante de mensajería entre Kyungsoo y, quien el creía que era, Baekhyun. A Minha sí le había remarcado varias veces en la semana cuánto ansiaba que llegara el sábado para poder verla. Mientras, yo era un manojo de nervios porque si había salido terrible la primer cita, podía salir terrible la segunda. Pero Irene me dio largas charlas motivacionales frente al espejo de su tocador, mientras arreglaba mi peluca de una forma distinta a lo usual, y logró tranquilizarme.

Habíamos quedado en que Minha iría con su hermano y su cuñada para ahorrarnos el asunto de que Kyungsoo pasara a buscarme por casa (ya que no tendría sentido decirle que pasara por la de Joohyun esta vez). Ya había oscurecido cuando caminé hacia la parada del autobús más cercana a la casa de mi amiga. De nuevo me sentí expuesto frente a algunas miradas y eso me irritó porque si hubiera estado vestido como Baekhyun eso no habría pasado y no tendría que preocuparme al respecto. En cambio una minifalda parecía ser visto como un pase de entrada para los mirones. Eso me hacía comprender más la actitud tan ruda de Irene el día que me había obligado a vestir de mujer para las prácticas.

Antes de bajar del autobús, le envié un aviso a Joohyun de que estaba por llegar. Era la señal para que ella le enviara un mensaje a Kyungsoo haciéndose pasar por Baekhyun, excusándose de no poder ir porque ella se sentía mal y él se quedaría cuidándola. Al final, agregaría un emoji y le desearía suerte con su cita "privada". Cuando llegué a la puerta del bar, Kyungsoo estaba allí, escribiendo en la pantalla de su móvil. Lo bloqueó y guardó cuando me aclaré la garganta frente a él.

—Oh, Baekhyun acaba de avisarme... —dijo—. Debiste decirme, así te pasaba a buscar.

—Estamos en el siglo XXI, Kyungsoo —respondí conteniendo la risa, pero no la sonrisa—. No tienes que pasar a buscarme, puedo traerme aquí yo solita.

Se ruborizó y rascó la nariz con el dedo índice.

—Tienes razón. Lo siento.

Unnie te daría una paliza. Pero por suerte ella no está aquí. —Deslicé mi mano por debajo de su brazo para engancharme a él y dejar a la vista el trabajo que Irene había hecho con tanta delicadeza y dedicación en mis uñas—. ¿Entramos?

La música retro no era fuerte, pero había mucha gente hablando así que el barullo era intenso. Algunos iban vestidos con ropa temática. Otros llevaban un estilo retro-moderno sin marcas de género y que difícilmente podía decir si eran hombres o mujeres. Ahora entendía por qué Irene había dicho que me gustaría. El ambiente era oscuro y de colores incitantes que oscilaban entre el rojo y el violeta. Era la cuna de los depravados, aunque estaba seguro que ninguno de ellos lo era y me sentía muy seguro allí, como en mi salsa. Kyungsoo también se veía maravillado por el lugar y no dejaba de dedicarme sonrisas mientras yo agitaba su brazo emocionado, buscando la sala de la película, que estaba aparte del resto del bar.

—Es un lugar muy peculiar. Me gusta —dijo él cuando al fin nos indicaron cuáles eran nuestros sillones—. Siempre quise conocer un bar temático y escuchar música de otra época.

AndróginoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora