41. Juego de esclavas.

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Si no salía por mis propios medios, nadie me sacaría del abismo.

... ... ...

Beatríz:

¡Victoria, maldita!

Había dado por muerta al monstruo de Exilon, sin embargó esta apareció causando una explosión, y aprovechando mientras me encontraba aturdida para raptar a Elena. Parecía no darle importancia a Héctor, y este último había quedado bajo los restos del contenedor.

No me explico como sigue viva...

Mi prioridad ahora era encontrar a Elena, pero Victoria me había tomado mucha ventaja antes de que pudiera reponerme. Sin duda, su más grande arma era su astucia.

Pero no podrás contra mí...

Tomé algo de ceniza y ensucie mi rostro, pues no quería que nadie me reconociera. Aunque estaba a plena luz de día, corrí por toda la ciudad en busca del monstruo de Exilon. Podía seguir su rastro y el olor a sangre de Elena, sin embargo, entre tanta gente me costaba rastrearla.

— ¿Se encuentra bien, señorita? — Me habló un policía al verme hecha un desastre.

— Sí, adiós.

— Insisto, tengo que ayudarte. — Tocó mi hombro y finalmente colmó mi paciencia.

Te la ganaste...

— ¡Suéltame! — Me lancé sobre él y mordí su cuello. Bebí algo de su sangre y vaya que la necesitaba. — Aprende cuando no, es no, idiota.

Los transeúntes cercanos huyeron despavoridos, lo que facilitó poder olfatear la sangre de Elena,

Bien, ya voy...

Por desgracia no podría llegar de inmediato, pues fui interceptada por patrullas de la policía, quienes no dudaron ni un segundo en abrir fuego.

Aguanta, Elena, prometo que iré por tí...

Elena:

Recién abría mis ojos. Al parecer estaba siendo cargada por alguien en un lugar oscuro y de un aroma no muy agradable. De no ser por mi visión nocturna, estaría a ciegas.

— ¿Dónde estoy? — Pregunté pero no tuve respuesta. — Oye, ¿Quién eres tú? — Finalmente observé su rostro, y me llevé un gran susto al verlo, pues simplemente inspiraba terror. Parecía ser una mujer, sin embargo daba más miedo que el mismo diablo. — ¡No me toques! — Empecé a golpear su cabeza pero parecía no afectarle en lo absoluto, solo reía en voz baja.

— ¡Quédate quieta! — Me lanzó un mordisco a la mano y quedé atónita del dolor cuando me arrancó un par de dedos, los cuales comió en cuestión de segundos. — Hey, tienes un sabor muy bueno.

Maldita enferma...

Fui tirada al suelo y hubo un pequeño forcejeo. Me percaté de que ella traía un cuchillo metido en su bolsillo, y sabía que si no lo usaba para matarla, la que moriría sería yo.

No me gusta la idea de matar a alguien, pero no tengo opción...

— Ni creas que vas a ganarme. — Tomé su cuchillo y lo clavé en su cráneo con todas mis fuerzas, y luego de un pequeño shock de agonía, murió. Ahora ella estaba totalmente quieta sobre mi, y yo aún me encontraba muy alterada. — Quítate de encima, zorra. — Empujé su cuerpo del mío y me puse de pie.

¿Qué es este lugar?

Huele horrible... Como a carne podrida.

Me fijé en que habían objetos extraños tirados por todo el suelo, algunos huesos, y moscas. Al acercarme a analizar más de cerca, descubrí que habían cadáveres humanos en descomposición por todas partes. Llevaban ahí tal vez un par de semanas. De inmediato tuve una sensación nauseabunda al ver los rostros con expresión de sufrimiento, y casi vomité.

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora