01. La llegada del caballero.

106 12 35
                                    

Para volverte un verdadero asesino debes abandonar cualquier rastro de humanidad.

... ... ...

Mi vida no ha sido de lo mejor, y todo es gracias a mi. Debí escuchar los consejos de mis padres y ser la chica por la que cualquier hombre se moriría, pero no, en lugar de eso estoy con un tarado que no sabe ni cómo tratar a una mujer.

— ¡Te dije que no me sigas, Julio! ¡Terminamos! — Le grité al que hasta hace unos segundos era mi novio. — ¡Solo eres un patán!

— Elena, no te enojes, y ya deja de gritar. — Me pidió mientras encendía un cigarrillo luego de su típica dosis de yerba. — Sabes que no tienes a donde ir, déjate de tonterías.

Aunque me doliera admitirlo, el tenía razón. No tenía a donde ir. Me fui de la casa de mis padres y solo le causé problemas a mi familia. Nadie me quería.

Ahora veo el peso de mis errores...

— Hey... ¡Elena!

— ¡No me grites! — Me di media vuelta enfurecida clavándole la mirada como un par de cuchillos.

— Mira dónde estamos. — Por un momento desvié mi rabia y noté que estábamos entrando a un bosque, pero no a cualquiera, este era llamado el bosque de las sombras, y nadie que entrara aquí salía con vida otra vez. — Tenemos que irnos. — Sugirió con miedo.

— ¿Quien te manda a fumar cerca del río? — Le reproché. — Ve por tu lado y yo por el mío, No me busques más.

— Como sea, yo me largo.

Tan pronto como quisimos marcharnos, escuchamos el movimiento de pasos entre las hojas del suelo. No sabía si era un animal o algún grupo de personas, solo que no debimos venir.

— Tengo miedo... — Susurré, me dí la vuelta y quise correr, pero antes de dar dos pasos choqué con una persona y caí al suelo. — ¿Que te pasa? ¿No ves que voy a pasar? — Subí la mirada y ví a un sujeto con una mirada que solo inspiraba sed de sangre. Julio estaba siendo sometido por otros dos mientras le robaban sus pertenencias, y ya que se resistía le soltaban uno que otro golpe. — No me hagan daño. — Supliqué a punto de llorar al ver la situación en la que me había metido.

— No te haré nada malo si obedeces. — Me advirtió. — Dame tu celular, dinero y vacía tus bolsillos. — Ordenó apuntándome con un revólver.

— ¡Si! ¡Lo haré! — Sin pensarlo dos veces dejé todo lo de mis bolsillos, dinero y celular.

Adiós a mi iPhone...

— Te preguntaré algo muchacho. — Le dirigió la palabra a Julio. — ¿Ella es tu novia? — Se agachó tocando un mechón de mi cabello castaño.

— Si, lo es, o bueno, lo era. — Respondió viéndome como si se estuviera vengando.

Maldito julio...

— Entonces, no te molesta si me divierto con ella ¿Verdad? — Agarró mi mentón, no podía hacer nada más que dejar caer lágrimas y quedarme estática.

— No, no me molesta. — Respondió Julio nervioso. — Solo déjame ir. — No supe el por que, pero no me sorprendió su cobardía.

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora