18. Declaración de guerra.

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Fue entonces cuando aquel hombre se encontró con la encarnación del caos.

... ... ...

Grant:

De terraza en terraza, iba siguiéndole el paso a Elena. Me daba curiosidad saber a donde iría a parar ahora que se había topado con Percyus. Por mi mente pasaba la posibilidad de que hubiera sido convencida para entregarme, y si era así, entonces su muerte ya anunciada por Lucifer, sería un trabajo más para mí.

En serio no quiero matarte... Pero si te vuelves un peligro para mí y para mi hija, tendré que hacerlo...

— Pareces un acosador. — Como de costumbre Lucifer apareció de la nada y en el momento donde más necesitaba cautela. — ¿Sabes a dónde irá?

— Deberías decírmelo tú ¿No? Y de paso callarte. — Me detuve un momento al ver a mi esclava sentarse en una banca cerca de un sujeto de mala pinta. — ¿Qué haces? Sal de ahí, niña... — Susurré.

— La chica es más interesante de lo que parece. — Dijo mi acompañante quien de seguro previó su siguiente movimiento. — Solo observa lo hábil que se ha vuelto.

A ver...

El sujeto al lado de Elena, intentó asaltarla con un cuchillo, pero esta lo sometió en un parpadeo sin darle la oportunidad de siquiera gritar, y una vez lo dejó inconsciente, prosiguió a robarle el arma que traía.

— ¿Solo un cuchillo? Lastima que no traigas algo de comer. — Le escuché decir cuando terminó de revisarlo.

Vaya... Nada mal.

No hiciste ruido ni escándalo. Muy bien...

— Prepárate. — Advirtió Lucifer como despedida.

— Hey, Caballero. — La mirada de mi esclava ahora estaba puesta en mi, sin duda me había encontrado. — ¿Por qué no bajas? — Jugó con su cuchillo dándole vueltas como si se tratara de un llavero. — ¿O acaso tienes miedo?

Oh si... Voy a tener que matarla...

— ¿Tú? ¿Darme miedo? No seas ridícula. — bajé de un salto amortiguado por sombras y ahora estábamos cara a máscara. — Admito que tienes agallas para morderme la mano.

— ¿Qué creías? ¿Qué nunca iba a vengarme por todo lo qué hiciste? — Caminaba de un lado a otro como un león acechando a su presa, sin embargo no se imaginaba que yo era el verdadero depredador. — Tomé una decisión ¿Sabes?

— ¿Ah, si? Te escucho. — Seguía su juego y ahora caminábamos en círculos sin dejar de vernos.

¿Un cuchillo contra mi? Que tonta...

— Solo eres un asesino con un gran capricho. Eso es todo, y no quiero seguir recibiendo tus malditas órdenes. — Se detuvo firmemente adoptando una postura de pelea. — Si no te mato, tu lo harás justo como estabas a punto de hacerlo.

— Si me matas, morimos los dos. Recuerda eso.

— ¿Crees qué voy a confiar en la palabra de un criminal? — Y así dirigió su primer intento de puñalada, sin embargo pude pararla sin problema alguno con mi sombra para luego envolver su cuerpo. — ¡Suéltame!

¿Ahora le dió por gritar?

No tomó mucho tiempo llamar la atención de las personas que dormían en el vecindario. Podía ver en sus rostros el miedo de tener al caballero negro tan cerca.

— Te voy a matar, Elena. Ya tomé mi decisión. — Me preparé para aplastarla, pero en ese momento me percaté de un disparo que de no ser por mi sombra, me hubiera matado. — ¿Y esto? — Subí la mirada y me encontré con francotiradores en las terrazas. Estaba rodeado. — Así que era una trampa... — Miré con odio a Elena y ella a mi.

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora