14. Abriendo las puertas del infierno.

45 9 32
                                    

Fue entonces cuando supe que estaba por entrar en la boca del lobo.

... ... ...

Elena:

Aún recuerdo aquella brisa y calidez única de un domingo de otoño. Los pájaros cantaban, la mañana transcurría y yo estaba haciendo exactamente lo que no quería hacer.

— ¡Grant! — Le llamé iracunda al verlo subir al tejado y dejarme las reparaciones a mí. — ¡Dijiste que íbamos a reparar mi habitación juntos!

— ¡Estoy ocupado! — Era obvio que no me ayudaría, o al menos no de la manera que esperaba. — ¡Te dejé los materiales y herramientas cerca de la entrada, así que a trabajar!

— ¡¿Y tú qué harás desde arriba, tarado?!

No me dió ninguna respuesta, solo se dedicó a construir una especie de plataforma que conectaba el primer piso con el tercero, todo hecho de sombras sólidas.

— ¡Trata bien a tus ayudantes! — Me pidió, y no tenía idea de a que se refería hasta que los ví llegar. Uno era la sombra de una persona, supuse que la suya, y la otra era nada más y nada menos que Annie.

— ¡Hola, esclava! — Me saludó poniéndose un casco de seguridad que le quedaba algo grande. — Te enseñaré a hacer reparaciones.

Ay, Grant... A veces quisiera matarte...

— Ehm... Hola, Annie. — Aún cuando estaba molesta, oculté todo mi disgusto hacia su padre para darle un saludo decente. — No me digas que tú eres mi ayudante.

— No. — Respondió cruzándose de brazos y luego señaládome. — Soy tu jefa, y tú mi ayudante.

Lo supuse...

— ¿Y esa sombra? ¿Para qué es? — Pregunté.

— Es la sombra de papi. — Se pegó a su pierna como si de su padre se tratara. — Nos ayudará a levantar las cosas pesadas.

— Bueno... Manos a la obra. — Estaba totalmente resignada ahora, y solo quería acabar rápido. — No sabía que Grant podía hacer cosas tan detalladas con su poder. — Murmuré y Annie me escuchó sin darme cuenta.

— Papi hace cosas muy lindas con sus sombras. — Me confesó. — Si solo pudiera hacer cereal, sería perfecto.

Espera... ¿Cosas muy lindas? ¿Annie no tiene ni idea del trabajo de Grant como caballero negro?

Maldición...

Aún así quiero asegurarme.

— Oye, Annie, ¿Te puedo preguntar algo?

— Pero solo si luego te pones a trabajar. — Y de tal palo, tal astilla.

— ¿Sabes en qué trabaja tu papá? — Mi pregunta le hizo pensar mucho su respuesta, pues al parecer era algo que no tenía muy claro.

— Pues... Papi es un mago. — Jamás había imaginado que una respuesta tan inocente me dejaría tan fría. — Tú eres si asistente, ¿No?

Por un momento la idea de contarle la verdad a la pequeña, pasó por mi cabeza, sin embargo ese atrevido pensamiento fue destruido al imaginar las consecuencias, pues conociendo a Grant, de seguro no estaría nada contento.

— Ehm... Si, claro... ¡Soy su asistente! — Posé como tal y parecía entretenerla.

— ¡Haz un truco, esclava! — Y mis ánimos volvieron a caer con su petición.

— Ehm... ¿Un truco? — Estaba nerviosa, ¿Cómo iba a corroborar que era asistente de un mago? — A ver... Déjame ver qué hago...

— ¡Vamos, niña! — Tragué profundo al escuchar a Grant desde el tejado. — ¡Haz un truco! ¡Tu puedes! — Cuando lo ví me dirigió una mirada amenazante, como si me hubiera salvado por poco de morir en sus manos.

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora