27. A la deriva.

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Mi existencia ahora se limitaba a ser una esclava sin amo.

... ... ...

Elena:

Recién me levantaba de mi cama. Tenía un mareo terrible, y todo me daba vueltas. La luz del sol tocando mi rostro, jamás se sintió tan molesta como ese día, y no pasó mucho para correr al baño a vomitar.

¿Cuánto bebí?

— ¿Grant? — Lo llamé al salir del baño con la boca un poco chorreada. Me costaba caminar y tenía que recostarme a las paredes. — ¡Grant, me siento mal!

— Toma. — Lucifer apareció con un vaso. El contenido era desconocido para mí. — Esto te hará bien.

— ¿Qué es?

— Tú solo bebe. — Me entregó el vaso y sin pensarlo dos veces lo bebi, después de todo, nada podría ponerme peor de lo que ya estaba.

— ¿Agua de limón? Ni siquiera tiene azúcar.

— Que desagradecida.

— Como sea, está buena. — Terminé la bebida de un sorbo y sentía mi cuerpo pedirme más. — Tengo mucha sed, y un hambre colosal. ¿Puedes decirle a Grant que me prepare algo de comer? No me siento bien.

— Elena, ¿Qué estabas haciendo ayer? — Preguntó cambiando su expresión.

¿Por qué me mira así?

— Ehm... Creo que fuí de compras contigo, ¿No? — Respondí con duda, a decir verdad me costaba trabajo recordar.

— Deben ser lagunas mentales.

Sin mi permiso, Lucifer me tocó frente. Sentí algo difícil de describir, como una corriente eléctrica recorriendo cada rincón de mi ser, y una jaqueca de mil infiernos, la cuál me tiró al suelo de inmediato, pero ahora todo estaba claro, pues me había mostrado lo que tanto me costaba recordar.

— Grant no volvió... — Dije soltando un par de lágrimas. — Fue a sacarme, pero solo yo pude salir, y él se quedó atrás...

— Exactamente. — Mi acompañante se agachó a mi nivel y me abrazó como consuelo. — Pero no te preocupes, él buscará la forma de salir.

— ¡¿Salir?! — Pregunté enojada. — Tú intentaste detenerlo a toda costa, ¡¿Y ahora no puedes entrar a sacarlo?!

— Baja la voz. — Pidió aplaudiendo y de inmediato sentí mi boca desaparecer. Obviamente al verme en tal situación, me tiré sobre él ahorcándolo a más no poder, sin embargo no le hacía ni la más mínima molestia. — Grant podrá salir por su cuenta, y aunque intente ir por él, sé que no aceptará mi ayuda.  — Nuevamente aplaudió y mi boca volvió.

— ¡No vuelvas a hacer eso!

— Espero que la próxima que te tires sobre mí, sea para tener sexo.

Ya quisieras...

— Entonces, ¿Tienes la certeza de que él volverá? — Quería que me despejará esa duda más que cualquier otra.

— Te lo aseguro. Además no es como que esté muerto, solo se quedó al otro lado.

Más te vale volver rápido... Ya me hacen falta tus arrogancias...

— Hey... ¿Dónde está Annie? ¿Dónde está Beatríz? ¿Qué pasó con Leonel? — Una pregunta tras otra invadían mi cabeza, y solo él podía responderlas.

— Calmada, fiera. — Contestó riendo. — Leonel fue calcinado nuevamente por Héctor, pero no tardará en volver. Recuerda que no puede morir. En cuanto a Annie, lloró mucho, pero ya la veo más tranquila, incluso ha cuidado de Beatríz en estos tres días.

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora