02. Bienvenida a una esclava.

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Siempre asegúrate de que tu víctima haya pasado al otro mundo. No dejes cabos sueltos.

... ... ...

Grant:

La noticia parecía haberle caído como un balde de agua fría a la chica, sin embargo, el hecho haber entrado a la esclavitud, era algo a lo que debía acostumbrarse.

Tenía muchos planes para ella, pero por el momento, debía empezar por mostrarle su nuevo lugar de estadía, el cual sería mi mansión.

Espero no sea tan problemática.

— ¿Esclava? Ja Ja Ja. — Rió con sarcasmo. — Déjate de juegos psicópatas.

Oh sí, será muy problemática...

— Y si no lo hago ¿Que harás? ¿Vas a golpearme? ¿Escaparte? ¿Matarme? — Le dí la espalda y tomé el plato de porcelana que hasta hace un momento tenía cereal. — Déjame explicarte algo, niña.

— No soy una niña. — Replicó frustrada.

— Te comportas como una. — Recalqué con fastidio. — Verás, tu alma ahora está atada a la mía, por ende, si la mía pasa al más allá... — Levanté un poco el plato y lo dejé caer, para romperlo. — Tu también morirás. — Me dí media vuelta y me tenía la vista puesta sin siquiera pestañear.

Al menos tienes un carácter fuerte.

— Te odio. — Soltó con rabia.

— Tu y todo el mundo.

Lidiar con ella sería un trabajo díficil, pero nada era imposible para el caballero negro, eso estaba claro para mí.

— Hay mucha ropa de tu talla. — Señalé un gran armario. — Úsala como gustes, vístete y sal conmigo. Voy a mostrarte el lugar.

— No voy a obedecerte.

¿Ah sí?

— Es una orden. — Tan pronto lo ordené fue al armario en busca de ropa mientras murmuraba insultos muy fuertes. — Tómate tu tiempo, te espero afuera. — Antes de salir me detuve un momento, pues se me olvidaba un pequeño pero importante detalle. — Por cierto, ¿Como te llamas?

La ví detenerse un momento con la mirada apuntando al suelo, parecía resignada.

— Me llamo Elena.

Un buen nombre.

— No tardes.

Elena:

Lo ví de reojo salir y empecé a vestirme lo más rápido posible. No veía un armario tan lleno desde que vivía con mis padres, pero eso no importaba ahora, tenía que escapar.

Ni loca me quedo aquí.

Me puse unos shorts, una blusa negra y unos tenis muy cómodos. Debía usar algo que me permitiera correr sin limitación alguna.

¿Con que tú esclava? No podrás darme una orden si no estoy, de eso estoy segura.

Corrí a la ventana para salir por ahí, pero me encontraba en un tercer piso, por ende la caída sería muy dolorosa.

— Maldita sea... — Susurré mirando por todas partes sin hallar ninguna forma de escape, solo habían árboles y no estaban a mi alcance.

Este lugar se me hace familiar...

¿Acaso estamos en el bosque de las sombras?

— Estas tardando mucho, niña. — Habló Grant desde el otro lado de la puerta. — Más te vale que no intentes salir por la ventana, o voy a cortarte las piernas.

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora