06. La ladrona.

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Cada gota de sangre derramada esconde una historia.

... ... ...

Elena:

No lograba comprender que función tendría al lado de Grant, pues hasta el momento parecía un simple e inutil accesorio. ¿Que podía esperar el de alguien que se niega a matar?

¡Matenme!

Íba en el auto de la recién llegada que se ofreció amablemente a recogernos. Aparentemente era una amiga de Grant y vaya que se llevaban bien, aunque como de costumbre, Grant era muy pedante.

— Y bien, ¿Quien es la chica? — Preguntó Beatríz rompiendo el hielo. — Déjame adivinar... La contrataste para pasar la noche pero todo salió mal y terminaste matando personas.

¿Me acaba de decir prostituta?

— No. — Negó Grant. — Es mi esclava. — Aquella revelación hizo que el auto frenara de golpe. Terminé chocando mi nariz contra el asiento y juraba que se me había roto. — ¿Por qué te detienes? — Preguntó serenamente mirándose las uñas con una sonrisa.

— ¡Idiota! — Se veía furiosa, y terminó por agarrarlo de una oreja con mucha fuerza. — Yo quería ese puesto, quería tener tu poder también.

— Oh vamos... No necesitas mi poder, beatriz, lo sabes.

Espera... ¿Poder? Tal vez se refiera a la regeneración...

— De igual manera... Poder regenerarse es un lujo ¿Sabes? — Dejó a Grant y calmadamente volvió a poner el auto en marcha. — ¿A dónde?

— A mi hogar, lo más rápido posible.

Aunque Beatríz no era su esclava, lo obedeció al pie de la letra. El auto iba a toda marcha, cómo si no tuvieran miedo a la muerte, pero por mi parte sentía que iba a vomitar mis entrañas. No tardó mucho para llegar al bosque, y realmente pensé que desde ahí iríamos a pie, pero no fue así.

— ¡Maldita chatarra lenta! — Las quejas de Beatríz solo me causaban miedo.

Espera... Vamos a más de ochenta a través de los árboles, ¿Que más quieres?

— ¡Llegamos! — Anunció la alocada chófer parando frente a la mansión. — Quisiera pasar a saludar a Annie, pero será la próxima.

— Me parece perfecto. — Grant bajó del auto y le hizo una seña a Beatríz para poner seguro a las puertas. Sin duda tramaba algo el maldito. — Hey niña. — Se acercó a mí puerta tocando un par de veces el vidrio. — Te prometí que serías libre luego de esto, ¿Verdad? — De inmediato le asentí ansiosa por mi libertad. — Bien, entonces serás libre por quince días.

— ¡¿Que?! ¡No me vengas con cuentos!

— Beatríz te entrenará y tú vas a obedecer todo al pie de la letra, así que pórtate bien. — Se dió la vuelta y antes de entrar a su mansión se giró a verme. — ¡Y es una orden!

¡Maldito!

— Ya escuchaste al jefe. — Nuevamente el auto se puso en marcha y empezó a alejarse de la mansión a un rumbo desconocido para mí. — Tenemos quince días para hacerte menos inutil, así que no hay tiempo que perder.

— ¡No es justooo!

Grant:

Oh sí, unos cuantos días sin que me insulten me caerían de maravilla...

— ¿Annie? — La llamé apenas entré al vestíbulo y ella bajó por las escaleras con una pijama blanca y un libro en sus brazos. — ¡Mi amor, Ven!

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora