47. De pie.

15 3 16
                                    

Siempre hubieron personas que intentaron desafiarme, y hoy en día, ninguna se encuentra con vida.

... ... ...

Lucifer:

¿Realmente se acabó?

Acababa de despedirme de Elena, la cual se encontraba destruida y sin ganas de seguir adelante, todo por Grant. Él ya no tenía deseos de pelear, o al menos eso le había demostrado, sin embargo, mi instinto como rey del infierno, me gritaba que algo no cuadraba.

Pero, ¿Qué es?

Estando en la entrada de la prisión de Exilon, recibí una inesperada y molesta visita; Dios.

— Hola, Lucifer. — Saludó con mucha confianza. — ¿Ya te resignaste tu también?

— Resignarme... Es una opción que estoy considerando, admito que tengo todo para perder nuestra apuesta. — Contesté mientras veía a los guardias pasar, ellos no se percataban de nuestra presencia. — ¿Sabes? Aún no entiendo cómo es que Grant se rindió, simplemente no es ese tipo de persona.

— Así son los humanos, todos a la final tienen un temple débil, y no porque él tenga tu poder, significa que sea diferente.

Si lo es...

— Odio que lo subestimes.

— Tengo razón al hacerlo, tanto él, como su esclava, están condenados, perdieron ante un viejo.

— Espera, ¿Qué dijiste?

— ¿Te enojaste?

— No, no, repitelo, por favor. — Insistí.

— Dije que tanto él como su esclava están...

— ¡Condenados! — Interrumpí muy feliz. — ¡Condenados! ¡Sí! ¡Eso es!

— ¿Y eso qué?

Oh... No te lo imaginas...

— Dios, déjame decirte que no has visto nada aún. — Le encaré frente a frente aún cuando yo era mucho más bajito. — Nunca tuviste oportunidad de ganarme, y te lo voy a demostrar.

Ya verás...

Sin más, me dirigí a toda prisa a la celda de Grant. En el camino, empecé a contar el número de prisioneros y guardias que percibía, y el resultado me hizo sonreír aún más.

Sí... ¡Claro! ¡Ya entiendo!

Finalmente llegué a la celda del caballero negro, y luego de adormecer a los guardias, entré atravesando la puerta como un fantasma. Ahi estaba él, sentado, acariciando suavemente el cabello de la sombra de Annie, con la mirada tranquila y apuntando al suelo.

Eso lo comprueba.

— Eres un gran actor, Grant. — Dije de entrada. — Lograste que me creyera tu espectaculo, ¡Lo lograste!

— ¿Ah, si? — Me dirigió una sonrisa que reflejaba calma, y de inmediato sentí un escalofrío. — ¿Qué logré?

Ay... Definitivamente adoro a este muchacho...

— Entraste a prisión cuando falta solo una persona para completar mil. — Me asintió con mucha confianza. — Entraste aquí sabiendo que Percyus vendría a buscarte, él vendría creyendo que tú ya te habías rendido. — Nuevamente me asintió, para luego ponerse de pie. — Y finalmente, si estuvieras dispuesto a morir, habrías dejado en libertad a Elena, para no condenarla contigo... ¡Tú no condenarías a tu esclava así!

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora