42. Todo sea por tí.

17 4 22
                                    

Nunca pude ver el cariño que me guardaba, hasta que ofreció su vida a cambio de la mía.

... ... ...

Grant:

¿Hasta cuándo tendré qué luchar?

¿Cuántos más tendré que matar?

¿Tendré paz? ¿Al menos eso?

Quiero ir con mi pequeña...

Había aniquilado a los soldados que me emboscaron, y aunque estaba muy herido, aún podía caminar, aún podía seguir, aún podía pelear.

Leonel quedó hecho pedazos a causa de los disparos. Su cuerpo quedó irreconocible, y aún en ese estado podía ver su expresión de odio.

Si que la has pasado mal...

Lo siento.

No pasaron ni dos minutos y al salir de la mansión de Percyus, me encontraba rodeado de patrullas, esa vez parecieron romper la rutina incluyendo un tanque militar en su arsenal.

Vaya...

— ¡Fuego! — Gritó uno de los soldados y de inmediato el tanque disparó un cañonazo en mi contra, del cual pude protegerme aún cuando todo a mi alrededor quedó destruido. — Imposible... — Lo escuché diciendo mientras caía de rodillas. — En verdad no podemos tocarlo.

— ¡No! — Replicó un segundo soldado. — Está herido, es decir que si es posible dañarlo. ¡Carguen! ¡Volveremos a disparar!

Ingenuos...

Aún con mi cuerpo en pésimas condiciones, pude levantar el tanque con mis sombras y ponerlo boca abajo, y tan pronto perdieron su as bajo la manga, los demás militares huyeron despavoridos.

Supongo que ellos también tienen un lugar al que regresar...

Tuve el camino aparentemente libre hasta que una pequeña mano tocó mi espalda un par de veces. Se trataba de Lucifer, quien no tenía ni una palabra, pero si una mirada de lastima o tristeza.

— ¿Qué quieres? — Pregunté siguiendo adelante mientras cojeaba.

— Eso mismo te pregunto, ¿Qué quieres?

— ¿Yo? Volver a mi casa con mi hija. — Contesté.

— Entonces hazlo, no pierdas el tiempo y ve con Annie. Estás muy herido, toma mi consejo.

No es tan fácil...

— No lo haré aún, debo buscar a Elena y a Beatríz. — Reproché y me negó de un lado a otro muy triste. — ¿A qué viniste? No me has respondido.

— Pensé que me escucharías, pero veo que no. — Dejó salir un pequeño suspiró mientras me desvió la mirada. — Estás en pésimas condiciones. Tienes una costilla rota, la mandíbula fracturada, la rodilla herida, y hematomas por todas partes. ¿Qué harás si Percyus te enfrenta? No podrás darle pelea.

Sé que no, pero puedo evadirlo.

— Mira, tanto Elena como Beatríz podrían morir en manos de Victoria, así que no me iré a casa hasta que estén a salvó. — No importaba que dijera, él solo me veía con rabia. — Darles la espalda en esta situación, sería miserable de mi parte.

— Bien... — Su expresión de rabia desapareció, y volvió a calmarse. — Recuerda que no soy diablo por diablo, sino por...

— Viejo. — Completé. — Lo sé, y ahora, si no vas a dejar de molestarme, márchate.

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora