17. Color de rosas.

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Tal vez estuve en el lado equivocado y nunca lo supe hasta ahora.

... ... ...

Grant:

¿Cómo era posible qué Elena se metiera con algo tan sagrado para mí? Era algo inaceptable y corrió con suerte que no le toqué ni un cabello. Solo podía desahogar mi rabia en mi lugar favorito; el tejado.

— ¿Sigues enojado? — Preguntó Lucifer apareciendo de la nada para darme un masaje en los hombros. — Vamos, libera algo de tensión, hombre.

— Hazte a un lado, primer aviso. — Hizo caso omiso y se sentó a mi lado muy sonriente.

— Ya pasó un día, y sigues igual de molesto.

— Desquitó su rabia con mi esposa, ¿Cómo quieres qué me sienta?

— Te dije que te detuvieras ¿Recuerdas? — En ese momento sentí una pequeña pizca de culpa, pero nada que desviara mi ira. — Sin embargo, entiendo porque lo hiciste, pues aunque no sepas tu futuro, sabes lo que se avecina.

Es algo que se sale de mis manos...

— Beatriz me dijo que...

— Calla. — Dijo poniendo un dedo en mis labios para impedirme hablar. — Sé lo que te contó. — El hecho de que él supiera todo lo que me deparaba, me hacía sentir limitado. — Mejor disfruta de la hermosa vista que tienes, o sea yo.

Me lo imaginé.

— ¿Qué será de mi esclava? — Pregunté y su sonrisa pareció borrarse por un momento. — ¿Puedes darme siquiera una pista?

— Grant. — Al mencionarme se puso de pie y me vió hacia abajo con una expresión algo extraña. — El final se acerca, y si quieres un futuro al lado de tu hija, vas a tener que despedirte de Elena para siempre.

Eso significa que morirá...

— Es una broma ¿No?

— Ay, muchacho. — Me negó de lado a lado y solo dirigió su vista al bosque. — Pronto todo acabará.

Entonces... ¿Veré morir a Elena?

Maldita sea, justo esto quería evitar...

Elena:

Luego de ser rescatada de un brutal interrogatorio, me llevaron a un hospital por los daños que había recibido, sin embargo ya no había ninguno para entonces, solo manchas de sangre en mi ropa y mi piel. Eso parecía no sorprenderle al alcalde, pues de seguro estaba al tanto de la misma información de la policía.

Pero... ¿Por qué no dice nada al respecto?

No parece ni un poco sorprendido...

Todo estaba pasando muy rápido, y en menos de nada ya era huésped en la casa de mi salvador, la cuál estaba ubicada en los cimientos del árbol de la vida. Era un lujo total, con pinturas y artesanías fuera de la época, sin mencionar que tenía a un grupo de empleados a sus órdenes y una colección de espadas por doquier. Era como si fuera un rey.

— No me he presentado aún. — Dijo el alcalde rompiendo el hielo, y aunque yo ya sabía su nombre, me pareció muy cortés de su parte. — Mi nombre es Percyus, de seguro ya lo sabías.

Es obvio...

— Todos en esta ciudad lo conocen. — Contesté. — Tiene fama de ser el mejor alcalde que ha conocido está ciudad.

— Me halagas, y si, tienes razón. A esta ciudad le faltaba un poco de orden.

Hasta hace unos cuantos años, todo era un caos total. Las calles eran un infierno, y los crímenes ocurrían a plena luz del día, sin embargo el orden que había ahora, era también gracias a Grant.

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora