04. El primer trabajo.

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Ocultar tu rostro, es vital para ser una sombra.

... ... ...

Elena:

Salir de nuevo a la ciudad, era una delicia. Jamás creí extrañar tanto el ruido de un auto, la música en los bares o el simple olor del pan recién hecho, y sin duda, lo más bello era un árbol de tamaño colosal que estaba en el centro de la ciudad.

Está ciudad es hermosa...

Seguía a Grant al muelle, pero ya que íbamos caminando, era obvio que nuestra llegada estaba pronosticada al anochecer.

¿Acaso no tiene para un taxi? Que tacaño...

— ¿Me puedes decir con detalle que tengo que hacer? — Pregunté para romper el eterno silencio que llevaba nuestro recorrido. — Me mata la intriga ¿Sabes?

— Te diré cuando lleguemos. Aqui no es seguro. — Se detuvo un momento en una heladería para brindarme un helado de chocolate. El tomó uno de vainilla.

— Wow, creí que eras un tacaño.

— Casi todo lo que crees de mi, está mal.

Noté que Grant era el centro de muchas miradas en su mayoría mujeres, lo cual me preocupaba, pues podrían reconocerlo.

— ¿No deberías cubrirte con algo? Van a saber quién eres. — De inmediato me puso una hoja en el rostro. — ¡¿Podrías ser menos odioso?! — Dejó salir una pequeña sonrisa de malicia ante mi queja. — Madura... — Murmuré.

— Mira la hoja, niña.

¡Que no soy una niña!

Aquel papel era un retrato hablado de nada más y nada menos que del caballero negro. Traía una especie de máscara negra, de la cual solo dejaba ver sus ojos rojos.

Nunca había visto uno de estos...

— Ninguna de mis víctimas ha visto mi rostro y vivido para contarlo, además he cubierto el color rojizo de mis ojos con sombras. No hay manera de que me descubran. — Confesó. — Y no te preocupes por las miradas, lo que pasa es que soy muy guapo. — De inmediato le tire una bola de papel en el rostro por engreído. — No más papel para ti.

— Eso fue por tratarme como una niña. — Le hice un puchero y seguí comiendo mi helado. Lo miré de reojo y efectivamente no me había percatado de que sus ojos ahora eran negros. — Se veían más bonitos antes...

— ¿Que dijiste?

— Nada.

Fiuuu...

Antes veía a mi ex drogarse y ahora como helado con un asesino. Un gran cambio.

El sol terminó por ocultarse. El muelle ahora estaba a unos cuantos minutos, sin embargo no parecía haber ni un alma cerca.

— Bien, aqui empezamos. — Me avisó Grant. — Solo sígueme la corriente. ¿Lista?

— Tengo el presentimiento de que voy a meter la pata.

— Créeme que nunca fallo en mis asesinatos. — Con su dedo índice tocó mi mejilla y me vio fijamente. — Pase lo que pase, no dejaré que mueras. No olvides eso, será crucial.

Primera vez que dice algo mínimamente gentil...

— Espera ¿Que? ¿Por qué de repente tengo el presentimiento de que me van a lastimar?

— Jaja... Te ordeno que finjas estar dormida hasta que chasquee los dedos. — Tan pronto escuché su orden caí rendida en sus brazos, sin embargo era conciente de todo lo que escuchaba y sentía.

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora