36. Regalo de cumpleaños.

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Aprecia cada momento con aquellos que te sacan sonrisas, nunca sabes cuándo dejarán de hacerlo.

... ... ...

Elena:

Bueno, sorpréndeme, día.

Había pasado una semana desde la pelea de Grant y Leonel. Ahora mi amo parecía estar en óptimas condiciones gracias a mis cuidados, y desde luego los de la pequeña Annie.

En los siete días que pasaron, nos dedicamos a descubrir todas las habilidades de Beatríz como vampiresa. A parte de volar, tenía una fuerza, velocidad y sentidos mejorados, y esto se triplicaba al caer la noche. Luego de clavarme los dientes en el cuello, nos enteramos de que su mordida te deja inconsciente por una hora. Sin duda, aunque Rosely poseía más poder, Beatríz sabía usarlo mejor.

Que bueno que está de nuestro lado...

Era de tarde, y se me hacía extraño que Grant no me hubiera dado ni una sola orden en todo el día, solo se la pasaba caminando con la mirada fija al suelo, únicamente prestándole atención a Annie.

Algo le pasa...

— ¿Grant? — Toqué un par de veces a la puerta de su habitación. — ¿Pasa algo?

— Entra. — La puerta se abrió gracias a un tentáculo de sombra que él controlaba sin pararse de su cama. — Siéntate, tengo que hablar contigo.

¿Ahora con qué vas a salir?

Tal como me lo pidió, me senté en la cama a un par de metros de él. Estaba muy serio y parecía no parar de pensar en algo.

— ¿Sabes? El cumpleaños de Annie será en un par de días, y quería regalarle algo, pero soy malo en eso. — Todo fue muy claro para mí, y era un alivio saber que no era algo grave. — Sarah siempre sabía que regalarle, y yo buscaba como loco el regalo, pero ahora tengo que hacer ambas partes.

— ¿Y como hiciste en su cumpleaños pasado? — Pregunté.

— El pasado le traje un baúl lleno de juguetes, y no estuvo mal, pero quiero darle algo que lleve consigo siempre, algo que signifique mucho para ella, ¿Entiendes?

— Jum... Será difícil. — Dije en voz baja. — ¡Oh, ya se! ¡Puedes darle una caja musical!

— ¡Shhh! — Me calló de inmediato. — Ella no tiene muy claro cuando es su cumpleaños. — Me confesó en voz baja. — Además, ya tiene varias cajas musicales. Créeme que le he dado de todo.

— Maldición... Entonces ¿Qué más podrías darle?

— Para eso te llamé, ¿No? Necesito ideas. — Se tiró resignado sobre la cama mirando al techo, como si se hubiera dado por vencido.

El asesino más despiadado de todos ¿Eh?

Pasaron minutos, y no se me ocurría nada, y a él mucho menos. Estábamos en blanco, y me aterraba que no podíamos pensar en algo tan simple como un regalo para una niña.

Vamos... Piensa, Elena...

Inconscientemente terminé como tarada viendo una mesa que había al lado de la cama, y entre tantas cosas, había una pequeña foto que llamó mi atención.

— ¿Puedo verla? — Pregunté y asintió. La tomé y se trataba de una pequeña fotografía, en la cuál estaban Grant, Annie, y la que supuse era su esposa. — La mujer de la fotografía, es...

— Sarah. — Completó. — La tomamos hace unos tres años.

Que linda foto...

Grant a la derecha, Sarah a la izquierda, y Annie en medio de los dos. Se ven muy felices...

Grant, el caballero negro. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora