Capítulo XXVI

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Frigga la llevó al Gran Salón, caminaron hacia una pequeña puerta por la cual entraron

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Frigga la llevó al Gran Salón, caminaron hacia una pequeña puerta por la cual entraron. Sigyn observó la habitación asombrada, había pinturas de una familia, vio a Frigga en todas las pinturas, supuso que el hombre de al lado con el parche en el ojo era el rey, el niño rubio era Thor y el otro niño, nada parecido a su familia, Loki. Lo que le llamó la atención, fue la pequeña niña que aparecía junto a Loki.

—¿Soy yo? —La reina asintió.

Sigyn siguió avanzando conforme pasaban los años en los cuadros, la niña iba creciendo al igual que los otros dos niños, ella siempre se colocaba al lado de Loki y se veían demasiado cercanos.

—Es imposible —masculló cuando vio una de las más recientes en la cual, la joven era idéntica a ella.

Las dos que le seguía llamaron su atención, en la primera, la joven ya no estaba.

—¿Por qué acá no aparezco... digo aparece ella?

—Te habías ido porque no te dejamos ser guerrera, te ausentaste por un siglo más o menos —comentó.

Sigyn se tensó al escucharla hablar como si de verdad fuera ella la joven de las pinturas. En la última pintura vio a los reyes, a Thor y a ella, bueno, a la chica, pero Loki no estaba.

—¿Y aquí por qué no está...?

—Es complicado —comentó—. Ahora vamos a tu habitación, tal vez algo de ahí te resulte familiar.

Entraron al cuarto, pero a Sigyn nada se le hizo conocido, ni sus vestidos, sus libros, absolutamente nada vino a su mente.

—Yo creo que me parezco mucho a la chica que dicen, pero no soy yo, siempre he vivido en... Estados Unidos. Crecí con los Stark y ahora trabajo con Tony, somos buenos amigos de toda la vida...

—Los asgardianos no tenemos dobles ni en otro Reino, ni en otra dimensión.

—Tal vez haya alguna excepción...

—No, no la hay —aseguró—. Ahora vayamos a ver a alguien. —Sigyn asintió, sin decir nada siguió a la reina hasta la habitación que contenía el espejo por el cual anteriormente había cruzado para ver a Loki, pero para Sigyn en esos momentos no significaba mucho. Miró el espejo con extrañeza y luego su mirada se posó en Frigga—. Atraviésalo.

—¿Qué cosa? —Preguntó dudosa.

—Pasa a través del espejo como si fuera una puerta, yo entraré después.

La chica, sin mucho asombro pasó por el espejo y llegó hasta una habitación blanca. Sus ojos se posaron sobre una persona sentada en el piso, la cual estaba leyendo y tenía varios libros a su alrededor. Ella lo recordaba con una gran armadura y un casco ridículo, sin embargo, ahora lo veía con ropa holgada, unos pantalones negros y una camisa verde oscuro, el cabello negro largo y enmarañado le caía sobre la cara. Loki levantó la vista y lo que la joven veía, ya no era aquella mirada desquiciada de las fotografías y vídeos que había visto con Tony, era diferente.

La Fidelidad al Engaño (Loki y Sigyn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora