Capítulo IX

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Era la mañana del día de la coronación de Thor, todos se vistieron con lo mejor que tenían, iban a nombrar al nuevo rey de Asgard y por lo tanto debían estar presentables

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Era la mañana del día de la coronación de Thor, todos se vistieron con lo mejor que tenían, iban a nombrar al nuevo rey de Asgard y por lo tanto debían estar presentables. Thor se colocó una armadura nueva para la ocasión, plateada con una capa roja, llevaba el Mjolnir en la mano izquierda y se encontraba parado frente a las grandes puertas doradas del salón principal. De las sombras apareció Loki, llevaba una armadura dorada con una capa verde esmeralda, el casco de él era dorado y de la parte frontal salían un par de cuernos que se hacían curvos en la punta, éste se acercó a Thor y le sonrió.

—¿Estás nervioso, hermano? —Preguntó, Thor soltó una carcajada.

—¿Alguna vez me has visto nervioso?

—¿Qué me dices de esa vez en Vanaheim?

—¡Esos no eran nervios, hermano! —Exclamó riendo—. Solamente era la furia de la batalla.

—Oh, entiendo —dijo asintiendo sin creerle.

—Si lo hubiera estado no habría luchado contra cien mil guerreros para sacarnos de ahí con vida.

—Si mal no recuerdo, hermano, yo fui el que hizo la nube de humo para que fuera más fácil escapar de ahí —le recordó. Un momento después llegó un sirviente con una copa de vino en una charola.

—Sí, bueno, algunos pelean en las batallas y otros hacen sus trucos —respondió riendo, el sirviente rió igual ante el comentario. Loki lo miró y movió su mano, de la copa comenzaron a salir pequeñas serpientes, el sirviente se asustó y soltó la charola dejándola caer junto con la copa. El dios del engaño rió—. ¡Loki! Acabas de desperdiciar un buen vino.

—Sólo me estaba divirtiendo —comentó desapareciendo a las serpientes. El sirviente recogió la charola y la copa, posteriormente le pasó a Thor un casco plateado con alas a los costados y se fue lo más rápido que pudo.

Loki miró el casco y se rió levemente.

—Lindas plumas, hermano.

—No me hagas empezar, vaca.

—Estaba siendo sincero.

—Hermano, tú eres incapaz de ser sincero.

—¿De verdad?

—En verdad. —La voz de Sigyn los hizo voltear.

Ella llevaba un vestido azul liso sin mangas. Del escote salían dos cadenas doradas un poco gruesas y su cintura estaba rodeada por un lazo dorado. Su cabello estaba recogido pero se le salían unos cuantos mechones y su frente estaba adornada con una cadena con piedras azules. Ambos la miraron estupefactos, ella se acercó a ellos y los miró.

—¿Qué ocurre con ustedes muchachos? Parece que nunca me hubieran visto.

—Te ves hermosa —dijo Loki sin apartar la mirada de la diosa, ella se sonrojó y se mordió el labio inferior.

—Gracias.

Thor rodó los ojos.

—Los dejaré solos —dijo y antes de que alguno pudiera decir algo el rubio ya se había marchado.

Loki tomó la mano de Sigyn y la besó en los nudillos.

—No siempre soy incapaz de ser sincero. De verdad, luces preciosa.

—Ser el dios del engaño no te da muchas ventajas. ¿Cómo saber si lo dices de verdad? —Preguntó arqueando una ceja.

—Creo que sabes que es verdad —dijo tomándola de la cintura y atrayéndola hacia él—. No hay mujer más hermosa que tú en los Nueve Reinos, lo digo en serio, Sigyn —le dijo mirándola a los ojos—. Te amo —dicho esto, Loki unió sus labios con los de ella. Ambos cerraron los ojos y se dejaron llevar por el momento hasta que alguien se aclaró la garganta.

—¡THOR! —Exclamaron al mismo tiempo fastidiados.

—Ya lo sé, ya lo sé, siempre interrumpo, lo lamento, pero ya es hora —dijo encogiéndose de hombros.

—Te veo adentro —Le dijo Sigyn a Loki, él asintió y entonces la diosa cruzó las puertas.

—¿Siempre vas a interrumpir?

—Es divertido —admitió sonriente. Guardaron silencio un momento.

—Thor, llevo esperando tanto como tú por este día. Eres mi hermano y mi amigo. Es cierto que a veces he llegado a envidiarte pero nunca dudes que te quiero y que estoy orgulloso de ti. —Thor puso su mano en el hombro de su hermano.

—Gracias —dijo mirando fijamente a su hermano.

—Ahora hay que besarnos.

—Cállate, o Sigyn va a venir a golpearme. No creo que le agrade la idea.

—No, no creo.

—¿Te digo cuál va a ser mi primer decreto?

—¿Cuál?

—Que te cases con ella —dijo Thor—. Ya fue suficiente de tanto drama, deben casarse, ya se lo he dicho a Gyn, sólo falta que retomes esa propuesta que le hiciste.

—¿Cómo...?

—Me lo dijo —comentó Thor—. Espero que la próxima ceremonia que realicemos en este lugar sea la de su boda.

—Yo igual —respondió sonriendo—. Iré adentro, ¿vienes?

—No, me esperaré un momento, ve tú. —El otro asintió y caminó al salón principal—. ¿Loki?

—¿Sí? —El ojiverde volteó a ver a su hermano.

—¿Qué aspecto tengo? —Preguntó algo nervioso.

—El de un rey —contestó y entró al salón principal.

Thor se colocó su casco y tomó aire, al soltarlo se pasó el Mjolnir a la otra mano, las puertas se abrieron ante él y se escucharon los gritos y aplausos de los asgardianos. Thor entró y levantó su martillo soltando un grito e incitando a la multitud a gritar, caminó por el largo pasillo levantando los brazos y pidiendo más aclamaciones. Sigyn puso los ojos en blanco al verlo.

—Oh, por favor —dijo Sif imitando el gesto de la ojiazul.

Thor llegó al inicio de la escalinata que llevaba al trono de Odín, se arrodilló dejando el Mjolnir a un lado junto con su casco y le guiñó un ojo a su madre. Del lado derecho se encontraban sus amigos, los tres guerreros y Sif, del lado izquierdo estaban Frigga, Loki y Sigyn. El Padre de Todo se levantó y ordenó que guardaran silencio.

—Thor, hijo de Odín, mi heredero, mi primogénito —dijo el rey—. Hasta ahora guardián del poderoso martillo Mjolnir, forjado en el corazón de una estrella agonizante, su poder no tiene igual, puede ser un arma para destruir pero también una para construir —decía—. Es un buen compañero para un rey. —Thor no apartó la vista de su padre—. Yo he defendido Asgard y la vida de los inocentes en los nueve reinos desde la época del gran principio, ahora Thor, hijo de Odín ¿juras proteger los Nueve Reinos?

—Lo juro.

—¿Juras preservar la paz?

—Lo juro.

—¿Y juras descartar toda ambición egoísta y dedicarte sólo al bien de los nueve reinos?

—¡LO JURO! —Gritó Thor levantado su martillo.

—Entonces en este día, yo Odín, Padre de Todo, te proclamo a ti... —empezó a decir pero no terminó la frase y se quedó mirando a la nada. Thor lo observaba sonriente pero su sonrisa se desvaneció al ver que su padre no continuaba—. Gigantes de hielo —musitó y dio un golpe en el piso con su cetro.

La Fidelidad al Engaño (Loki y Sigyn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora