Capítulo XXII

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Lyddel se mantuvo en silencio unos minutos, tratando de pensar cómo le contaría su historia

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Lyddel se mantuvo en silencio unos minutos, tratando de pensar cómo le contaría su historia. Resolvió decirle la verdad, de todas maneras, era parte importante de su plan.

—Yo era joven, igual que tú lo eres ahora. Aquí en Nidavellir no siempre hubo puras féminas, antes estaban los Ylf, eran una especie de caballeros que defendían el Reino. Ellos eran como nosotras, sólo que su piel era verde, Riven, el general de nuestro ejército, era el mejor guerrero, un líder excepcional. Él se enfrentó a Thanos, cuando no era tan poderoso, lo venció, pero la venganza de Thanos fue peor.

—¿Por qué?

—Me secuestró, en realidad Other lo hizo, me encerró ahí por años, no recuerdo cuántos, pero un día me sacó de esa prisión y me ofreció un trato.

—¿Qué trato?

—Será mejor si te lo enseño, ven conmigo. —Sigyn la siguió hasta una parte de la caverna donde había un agujero—. Entra ahí y lo verás todo. —La diosa respiró hondo y miró a la anciana.

—¿Por qué he de confiar en ti?

—Sólo quiero que sepas la verdad, como debe de ser.

—¿Voy a regresar? —La anciana asintió. Entonces, Sigyn se quitó la capa negra de la cabeza, atravesó el agujero y se encontró en un lugar oscuro. Cuando sus ojos se acostumbraron a la poca luz, vio a una criatura encapuchada y a una joven de piel violeta y cabello rubio platinado, casi blanco, pero ellos no la veían.

—Saldrás de aquí con una condición —dijo Other—. ¿Hacemos un trato?

—No haré ningún trato contigo, no me importa lo que sea —respondió Lyddel.

—Entonces te quedarás aquí, para siempre —aseguró y se dispuso a salir.

—Espera, ¿qué es lo que quieres? —Other sonrió de lado.

—Dime dónde está el escondite de los Ylf. —Lyddel tragó saliva.

—¿Para qué quieres saberlo?

—¡Eso no te importa!

—Dime y te lo diré...

—Vamos a destruir a cada uno de los Ylf. Y después de que los destruyamos te podrás ir.

—¿¡Qué!? ¡No! ¡No harán tal cosa!

—Claro que sí. Y lo haremos con o sin tu ayuda. Pero piensa, si nos ayudas, serás libre, de lo contrario, de todas formas morirán y tú te quedarás encerrada aquí. Los Ylf van a desaparecer hagas lo que hagas. Pero ésta es una oferta que no puedes rechazar.

—Nunca les haría eso...

—No tienes que hacerlo. —Se giró y salió por la puerta, pero una vez más ella lo detuvo.

La Fidelidad al Engaño (Loki y Sigyn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora