1 Reyes: El hombre que lo tenía todo

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La persona más rica, sabia y exitosa de su tiempo

Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis; yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí. (1 Reyes 9:6-7)

La primera parte de 1 Reyes describe a un hombre que recibió la vida en una bandeja de plata. El hijo del Rey David y de la Reina Betsabé, el joven Salomón, creció en el palacio real. Bien pronto asombró a otros con su talento para la composición de canciones y para la historia natural. Compuso 1005 canciones y acuñó 3000 proverbios (parte de los cuales fueron recopilados en el libro bíblico de Proverbios).
Salomón llegó a ser rey de Israel y recibió de Dios el don muy especial de la sabiduría. Se le consideró el hombre más sabio del mundo; y reyes y reinas viajaron cientos de kilómetros para conocerlo. Partieron deslumbrados por el conocimiento y sabiduría del rey de Israel y por la prosperidad de su nación.

Los mejores años

Israel alcanzó su edad de oro bajo el Rey Salomón, una época siempre recordada con nostalgia por los judíos. Casi toda la Tierra Prometida estaba en manos de Israel y la nación disfrutaba de paz. La literatura y la cultura florecieron. Del pueblo la Biblia dice simplemente que vivía "comiendo, bebiendo y alegrándose" (4:20). "Hizo el rey que en Jerusalén la plata llegara a ser como piedras" (10:27).
De todos los logros de Salomón, hay uno que se destaca por sobre todos los demás. Construyó el templo de Dios, el mejor edificio del mundo hasta aquel entonces. Casi 200.000 hombres trabajaron durante siete años para terminarlo.
A pesar de los éxitos del reinado de Salomón, es triste reconocer que hacia fines de su vida el rey llegó a caer muy bajo. Su caída llevó eventualmente a que su reino se desmoronase; la segunda mitad de 1 Reyes describe el proceso lamentable de desmembramiento.

¿Qué fue lo que falló?

¿Cómo llegó a suceder? ¿Cómo pudo la nación más vital, rica y satisfecha desbarrancarse tan desastrosamente en sólo una generación?
Según lo narra 1 Reyes, Salomón fue incapaz de controlar sus propios excesos. Criado en el palacio, amaba el lujo. Cuando Israel realizó sus primeras expediciones maritimas, él las usó para recoger cosas tan exóticas como oro, marfil, simios, pavos reales y plata. Recubrió con oro el piso del templo; hizo dorar, sin necesidad, cedros finos y preciosas piezas de marfil, e hizo forjar escudos militares inútiles de oro. 1 Reyes describe los siete años de construcción del templo en gran detalle. Pero luego señala especifica y sugerentemente que la construcción del palacio de Salomón —que duplicó en tamaño al templo— llevó 13 años (7:1).
Salomón exhibió la misma extravagancia en su vida amorosa. Primeramente se casó con la hija del faraón de Egipto (quizá estaba confiando en alianzas militares y no en Dios para la defensa de su país). Luego, desoyendo órdenes expresas de Dios, se casó con las princesas de Moab, Amón, Edom, Sidón y otras naciones. ¡Setecientas esposas y trescientas concubinas! Todo el carácter de la corte cambió. Se volvió no israelita, foránea. Para complacer a sus esposas, Salomón dio un paso definitivo y terrible: construyó altares para todos sus dioses. El que había edificado el más grande monumento israelita a Dios había caído en la adoración de ídolos.

Sordos sonidos de descontento en el país

Para pagar los proyectos de construcción, Salomón instituyó el primer sistema nacional de impuestos. Reclutó trabajadores y los mantuvo virtualmente como esclavos. Cuando los costos se hicieron muy altos, llegó a ceder ciertos poblados norteños de la Tierra Prometida a otro rey (9:10-14). El resentimiento entre el norte y el sur del país se volvió a abrir.
Pero el vacío que separaba a Israel de Dios era aun más peligroso. Antes, el pueblo de Israel había considerado a Dios como su líder máximo. Pero ahora el foco pasó del Dios de los cielos al rey de Jerusalén. Salomón se había convertido en el implicito líder religioso del pais y cuando él se desbarrancó, la nación lo siguió.
Salomón comenzó con todas las ventajas de la riqueza, del poder y de la sabiduría. Pero 1 Reyes llega a esta conclusión trágica: "E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre" (11:6).
Salomón parecía obsesionando por la idea de sobrepasar a cualquiera que hubiese vivido antes. Durante dicho proceso, Dios dejó de ser el centro de su vida. Logró renombre perdurable en la historia, pero como ejemplo negativo. Jesucristo mismo pasó el veredicto final sobre Salomón y toda su búsqueda de gloria al señalar a un lirio silvestre del campo. "Ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos" (Mateo 6:29).

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