Desde el pastoreo de ovejas hasta la conducción de una nación
Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses principe sobre mi pueblo, sobre Israel. (2 Samuel 7:8)
La Biblia esta llena de gente de personalidad fuerte, pero nadie marcha delante de David en este rubro. Su vida fue un remolino, desde el cual destellan imágenes notables. Le vemos tocando su arpa, escribiendo poemas, librando batallas, pretendiendo estar loco y bailando jubilosamente en alabanza a Dios. Vemos su rostro surcado de lágrimas al enterarse de la muerte de su mejor amigo. Lo vemos sobre el techado de su palacio, observando sensualmente como se baña Betsabé. Vemos el dedo de Natán, acusándole de adulterio y asesinato. Oímos la voz culpable y angustiada de David pidiéndole a Dios que perdone la vida de su hijito. Vemos también la agobiada cabeza de David mientras huye de Jerusalén, perseguido por su hijo rebelde.
David sobrevivió las crisis de una docena de vidas. De alguna manera siempre se las arreglo para caer de pie y mantener su confianza apasionada en Dios. 1 y 2 Samuel no lo pintan como personaje sin tacha, ni como modelo perfecto de fortaleza y de valor. David tenía algunas debilidades notables. Sin embargo, su figura nos atrae por la misma razón que atrajo a los israelitas: estaba completa y apasionadamente vivo. Cualquier cosa que hiciera, fuese mala o buena, la hacia de todo corazón. En su amor por Dios, se entrego a él completamente.Curando las heridas de una guerra
Mientras que 1 Samuel relata la juventud de David y su exilio largo, 2 Samuel centra su atención en David como rey, guiando, unificando, inspirando a su pueblo. Sus años en el desierto habían terminado. Un rey necesitaba cualidades diferentes de liderazgo.
David heredó un país en ruinas. Las tribus del sur, de donde él provenía, le reconocieron como nuevo rey. Pero el hijo de Saúl, apoyado por un general poderoso, inició una guerra civil por el trono. Lo que siguió fue una fiera lucha interna: intriga, asesinato y traición.
Aun después de que los rivales de David fueran eliminados, la paz no fue completa. Si David no lograba cerrar las heridas de la guerra, el resentimiento seguiria latente en los corazones de los norteños. La actitud decidida de David demostró firmeza y sabiduria. Haciendo gala de justicia, él castigó a los asesinos que esperaban su gratitud. Mostró respeto por sus enemigos guardando luto por sus muertes. Desde el primer dia en su cargo, David se comportó como rey de todo el pueblo, no sólo de sus seguidores. Las tribus del norte pronto se pasaron a su lado, aceptando su liderazgo (5:1-3).
El próximo paso de David fue la captura de Jerusalén. La gente decía que no podía lograrse; la Jerusalén montañosa era invulnerable. David logró su propósito y convirtió a Jerusalén en la nueva capital política y religiosa. Situada en la frontera entre las tribus del sur y las del norte, Jerusalén simbolizó una nueva unidad nacional basada en la confianza en Dios.Eso fue solamente el comienzo. David condujo a las tribus unificadas en una empresa con la que ni si quiera se habían animado a soñar: la derrota total y definitiva de los filisteos. Casi de la noche a la mañana la pequeña y amenazada nación estaba segura. Y las fronteras seguras le abrieron ampliación del comercio; Israel entró en un periodo de gran auge. (El hijo de David, Salomón fue quien se enriqueció más en este proceso.) Naturalmente, la popularidad de David aumento.
Asesino y adúltero
Pero el reinado de David tuvo también sus tragedias irónicas. 2 Samuel no intenta ocultarlas. David podía conducir una nación, pero no a sus propios hijos. Su ineficacia como padre casi destruye todo lo que había hecho cuando su cruel hijo Absalón encabezó una rebelión. 2 Samuel retrata a David sin retocar sus defectos: llegó a ser un asesino y un adúltero y un gobernante capaz de ser cruel.
Con todo, David fue el rey más grande de Israel. Aún en sus peores momentos se manifestaba su gran fuerza de carácter. Nunca fue vengativo con sus enemigos. Asumió toda la responsabilidad por sus errores.
Siempre supo recordar que había comenzado como simple pastor. Había logrado el poder solamente por la gracia de Dios —y creía que Dios tenía todo el derecho de quitarle el poder.
Mediante su amor por Dios y su sentido de asombrada gratitud por lo que Dios había hecho por el, David se transformó en la encarnación de Israel que Dios quería. Como todos los grandes líderes, él hizo prosperar a su país no sólo por lo que realizó, sino por lo que fue.
ESTÁS LEYENDO
Profundizaciones de la Biblia (Antiguo Testamento)
SaggisticaCuando compran algún electrodoméstico o algún dispositivo, es común que traiga un manual de uso. Y que este mismo haya sido escrito por el inventor de tal dispositivo; con el propósito de que se le de un adecuado uso, y para que lo disfrutes al máxi...