Rut: Un extraño vínculo de amor

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Rut y Noemí perdieron todo menos su deseo de cuidarse mutuamente

A dondequiera que tu fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios... Así me haga Jehová y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos. (Rut 1:16-17)

Rut y Noemi eran amigas improbables: las separaba una generación; una era joven y fuerte, la otra estaba ya en el extremo de su madurez. Más sorprendente aun, una era suegra de la otra, y provenía de otro mundo étnico y religioso. ¿Quién podría haberlas reunido?

Habían perdido todas sus posesiones cuando sus esposos murieron. Sin tener un hombre que las protegiera, sus vidas corrían riesgo en esos tiempos duros: Nadie vendría a defenderlas: sólo se tenían la una a la otra.

La mujer toma la iniciativa

El libro de Rut no es "dos mujeres contra el mundo". Muestra más bien a dos mujeres tornando la iniciativa para encontrar, con la ayuda de Dios, un hombre que las cuide.
La iniciativa de una mujer rara vez llega a ser tan directa como la de Rut. Siguiendo las instrucciones de su suegra, Rut ubicó el lugar en que Booz, un pariente, acampaba. Esperó hasta que oscureciera, se arrastró hasta sus pies y se acostó allí. Cuando Booz se despertó, no hizo falta que se le dijera que tenía ella en mente. Ella quería que él fuese su marido. Halagado, no dejó que cayera el sol del próximo día sin que se terminaran los acuerdos legales para el casamiento.
La sociedad, tal como Dios la había estructurado, alentaba a hombres como Booz a ayudar a los necesitados. Por ejemplo, según la ley del Antiguo Testamento el agricultor tenía que dejar algo de su grano sin recoger para que la gente como Rut lo pudiera recoger. Y también según la ley, una viuda sin ayuda debía ser recibida en el hogar de la familia de su esposo. Esta fue la ley por la que Booz reclamó a Rut (4:1-12).

La presencia invisible de Dios

Detrás de la elocuente historia de Rut se deja ver un ayudador invisible - Dios. No interviene en los hechos, al menos en cuanto al relato específico. Pero ninguna de las personas que aparecen en Rut dudaba que la vida procedía bajo la dirección de Dios. Fue en el nombre del Señor que Rut juró al declarar su afecto por Noemí (1:17), y es al Señor a quien Noemí da el crédito por llevar a Rut al campo de Booz (2:20). Fue la ley de Dios la que unió a Booz y Rut en matrimonio.

Finalmente, el Señor les dio un hijo, en quien la madre, el padre y la abuela hallaron gran satisfacción.

Los últimos versículos de Rut demuestran, además, que el plan de Dios se extendía mas allá de los problemas de Rut y Noemí. Rut era miembro del despreciado pueblo moabita -pueblo enemigo de Israel. Pero Dios no solo la aceptó entre su pueblo, sino que también la utiliza para producir al más grande de los reyes de Israel. El bisnieto de Rut resultó ser David. Para los que pensaban que el amor de Dios era solamente para los israelitas, la historia de la vida de Rut era una notable respuesta en contra de dicha opinión.

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