El rey podía hacer lo que quisiera —o al menos eso pensaba
Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte... Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. (2 Samuel 12:5,7)
Hay una tradición antigua y perdurable que dice que la gente que está "arriba" es la que hace las reglas -pero no tiene que cumplirlas. Muchos de los grandes personajes de la historia han seguido este curso, tomando las mujeres que querían, el dinero que querían y los privilegios que apetecían.
Nadie, por consiguiente, discutió el derecho de David de acostarse con la mujer de otro hombre. David vio a Betsabé, la deseó y la mandó a buscar: por lo que sabemos, ni sus siervos ni Betsabé presentaron queja alguna. Sólo cuando ella quedó embarazada surgió el problema. Entonces David, que no había pensado en casarse con Betsabé, se encontró en una situación bien difícil. Mandó a buscar a Urías, el esposo de Betsabé, para darle una licencia del ejército en la esperanza de que Urías se acostase con su esposa y no pudiese luego demostrar que el niño era de otro padre.La estricta devoción de Urías al deber arruinó el plan de David. David recompensó a Urías ordenando su muerte. Una vez más, nadie presentó una queja: lo que el rey quería, el rey obtenía, sin preguntas molestas. El asesinato de Urías implicó también la muerte de otros hombres buenos, pero David no dio señales de lamentarlo. Estaba en su peor momento: frío como el hierro, arrogante en su poder.
Después de su periodo de luto, Betsabé vino a su palacio y él se casó con ella. Mucha gente debe haber sabido lo que había sucedido -al menos la servidumbre lo sabía- pero la Biblia no informa de que ninguno de ellos se haya disgustado. Sólo dice: "Esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová" (11:27).¿Quién desafiará al rey?
¿Quién tendría el valor -o la autoridad- suficiente como para desafiar al rey? En la mayoria de las naciones, nadie. Pero Israel se distinguía en esto: su rey definitivo no era David, sino Dios. Y Dios tenía sus voceros, los profetas. El envió a Natán a hablar con David.
Natán captó hábilmente a David con el relato conmovedor acerca de un hombre rico que había abusado de su poder. Le presentó el caso a David, que era el más alto juez de Israel. Y David supo exactamente cuál tenía que ser el veredicto en este caso: ¡el hombre merecía la muerte! Cuando dijo eso, Natán dio vuelta la situación: "¡Tú eres aquel hombre!"
En esta escena dramática reflotó la grandeza de David. El podría fácilmente haber hecho matar a Natan. O podría haberse reído y hacerlo sacar del palacio. En vez de ello, "Entonces dijo David a Natán: Peque contra Jehová" (12:13). David reconoció que Dios era el verdadero rey de Israel.La confrontación de Natán con David impondría el tono del conflicto que se libraría durante siglos entre reyes y profetas. Una y otra vez un profeta del Antiguo Testamento iría al palacio -arriesgando a veces su vida- y le diría al rey que Dios lo castigaría por lo que estaba haciendo. Los reyes, ricos y poderosos por nacimiento, no estaban obligados a escuchar. En realidad, pocas veces lo hicieron. David fue un gran rey en parte porque no actuó con el orgullo normal de un rey. Cuando se le confrontó con la verdad, se arrepintió.
Preguntas vitales: ¿Qué es lo que determina sus ideas? ¿Sus propios deseos? ¿O su sentido de lo que Dios quiere? Piense en algunas de sus decisiones más recientes y apliqueles las preguntas recién planteadas.
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Profundizaciones de la Biblia (Antiguo Testamento)
Não FicçãoCuando compran algún electrodoméstico o algún dispositivo, es común que traiga un manual de uso. Y que este mismo haya sido escrito por el inventor de tal dispositivo; con el propósito de que se le de un adecuado uso, y para que lo disfrutes al máxi...