Abraham

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Dios empieza a reconstruir

Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré... y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. (Génesis 12:2-3)

Todo el relato de génesis cambia drásticamente en el capítulo 12. Dejando a un lado el cuadro general en el que intervienen mucha gente, se centra en un solo individuo. No es un gran rey ni un hacendado con mucha tierra y grandes riquezas. Se trata de un nómada que ni siquiera tiene hijos. Su nombre es Abraham.

Al llamado de Dios, Abraham abandona la civilización y se interna en el desierto donde pasa su vida vagando, yendo de un lugar a otro con sus rebaños, librando escaramuzas o batallas campales con la gente hostil que encuentra a su paso. Abraham tuvo que ser muy fuerte para sobrevivir. Pero en esto él no era muy especial; había muchos nómadas vigorosos que vagaban por el Medio Oriente. ¿Qué fue lo que hizo que este nómada llegara a ser tan importante?

El nuevo modo de actuar de Dios

En primer lugar, Abraham llegó a ser tan importante simplemente porque Dios lo escogió. Poco después de la destrucción causada por el gran diluvio, Dios escogió a Abraham como cimiento de una nueva humanidad. En varias ocasiones notables Dios le habló directamente, prometiéndole que su familia sería muy grande e importante en la tierra ni había perspectivas de que lo poseyera. Sin embargo, Dios le pidió a Abraham que confiara en él.

La segunda razón por la que Abraham llegó a ser tan importante se desprende de la primera: Cuando Dios le hablaba, Abraham escuchaba. Abraham no era perfecto; estaba muy lejos de serlo. En ocasiones se alejó del camino en el que Dios lo había puesto, mintiendo o tratando de hacer que las promesas que Dios le había hecho se cumplieran a su propio modo. A pesar de todo, en los momentos decisivos de su vida, él supo escuchar a Dios y le obedeció. Estaba dispuesto a sacrificarlo todo por Dios, inclusive a su único hijo. Dios le puso su marca a Abraham, la marca de la circuncisión. A partir de entonces, los descendientes de Abraham iban a ser conocidos como el "pueblo de Dios".

Verdad sin censura

La vida de Abraham es una historia fascinante, con todas las características de la vida real, llena de momentos malos y buenos. No puede decirse que fuera un teólogo; una comprensión mas total de Dios tendría que esperar hasta la llegada de Moisés. Sin embargo, la fe de Abraham es la raíz del judaísmo y también del cristianismo. En sus encuentros con Dios, encontramos una verdad cruda, sin censura; no una religión inventada por filósofos sino una tal como la que surge, cuando Dios se encuentra con el hombre.

No sorprende entonces, que en el Nuevo Testamento cite a Abraham más de 80 veces y que Pablo diga a los creyentes que son verdaderos descendientes de Abraham (Gálatas 3:6-9). La vida de Abraham comenzó a desplegar la historia de los planes amplios de Dios. Dos mil años después, Jesús, el descendiente de Abraham, vino a cumplir las promesas hechas a Abraham y a sus descendientes.

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