Mire el reloj por milésima vez; ya eran las 5 y media, habia quedado conmigo media hora antes, no podia creer que se retrasara.
Maldecí varias veces en voz baja y me decidí a entrar en el laboratorio yo sola porque si dependía de que llegara para hacer el trabajo iba apañada...
Estaba todo apagado, pulsé el interruptor y se encendieron poco a poco todas las luces blancas deslumbrandolo todo a su paso. Encima de que el aula era blanca completamente la luz lo acentuaba aún más.
Observé las largas encimeras blancas con grifos encima. Todo estaba perfectamente recogido y ordenado. Parecía algo casi maniático. Los artículos estaban agrupados en las esquinas de las encimeras por tamaño y forma.
Un escalofrio recorrio mi espalda.
Yo nunca seria tan ordenada, era imposible, no soportaba tanta perfección.
-¿Esperas a alguien?- me preguntó una voz con tono pícaro a mi espalda.
-¡Aleluya! - exclame al ver que se trataba de Justin y las palabras hicieron eco por el aula vacía.
-¿Comenzamos? - preguntó con su estupida sonrisa y de nuevo en el mismo tono.
Asentí sin ganas sacando unos botes y tubos del armario que había justo debajo de la encimera.
-Espero que sepas algo de química - sonrió de nuevo.
-Algo - dije sarcastica pues no tenia ni idea de química ni nada que tuviera que ver con laboratorios y batas blancas.
Tras un rato mezclando tubitos de sustancias raras me quite las gafas de protección.
-Esto es inutil, nunca nos saldrá el estupido trabajo - me quejé haciendo un movimiento rapido con la mano y las gafas cayeron al suelo sin poder evitarlo rompíendose.
-Toma ponte las mías, las neceistas más que yo - me ofreció Justin riendose.
Me las puse sin decir ni una palabra y al mirar lo que Justin tenía entre manos me asusté.
-Va a rebosar - dije nerviosa. Una espuma blanca rebosaba del bote de la mezcla de sustancias de colores rojos y azules chillones.
-O a explotar - murmuró entre dientes. Le mire inmediatamente para comprobar que era una broma pero no lo era.
- No me digas que estas asustada - se burló riendo.
-Tu ríete todo lo que quieras pero este experimento se está yendo a la mierda - le grité y derepente una pequeña explosión en el bote hizo que me agachara tras la mesa por instinto.
Al mirar hacia arriba ví las manos de Justin llenas de cristales y sangre. Me levante enseguida para ayudarle quitandome las ocuras gafas primero.
-Dejame ver - le agarré las manos pero las tenía cerradas - Tenemos que curarte - le insisti.
-No estoy herido - las abrió y no había ni rastro de sangre ni de cristales.
-Pero yo...he visto como te cortabas... las manos y la sangre...los cristales...- me llené de confusion.
-La explosión te ha aturdido y con esas gafas no se ve muy bien - mintió sonriendo.
-No, se lo que he visto - insistí. No estaba loca, sabia perfectamente que se había cortado.
-No has visto nada - murmuró serio.
Los aspersores antifuegos del techo comenzaron a girar mojándolo todo para acabar con el humo que había creado la explosión y noté como mi pelo se empapaba poco a poco.
El profesor Mathew se asomó por la puerta bastante sofocado.
-¿¡Pero que habéis hecho!?- gritó cogiéndonos de los brazos a los dos y arrastrándonos hacia el pasillo donde ya se había formado una multitud de alumnos curiosos.
-Estabamos haciendo un trabajo - dije en mi defensa.
-Hemos tenido un accidente, eso es todo - Justin no estaba acostumbrado a dar explicaciones a nadie.
-¡Mentirosa! - siguió gritando Mathew como un histérico.
-No nos levante la voz - le dijo Justin poniendose tenso.
- Lo sentimos profesor ... - me estaba disculpando cuando un manotazo me interrumpió haciendo que mi cara girase de forma violenta y todos los murmuros cesaron.
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Pues aquí teneis el siguiente capítulo, espero que sea de vuestro agrado. ¿Que pensáis que pasara? ✎ ✎Dejad vuestros comentarios y votos! Muchos besos a todos!☺