Tenía que buscar respuestas en Justin. Me dispuse a salir de la fiesta lo antes posible pero Caroline me agarró del brazo impidiéndome avanzar.
-Demo irme, lo siento mucho Caroline... yo... - me intenté disculpar aunque sabía que ninguna excusa sería buena para dejarla alli plantada.
-No te preocupes...lo entiendo perfectamente - se limitó a decir. Parecía enfadada, se notaba que mentía. No me gustaba guardale secretos a ella, mi única amiga, pero si tuviera que empezar a contarle no sabría por donde hacerlo.
Tras despedirnos me fui en busca de Justin.
-Eh tú, ¿eres amigo de Bieber no? - le pregunté con tono vacilante a uno de los chicos de mi curso llamado Will. Era el compañero de trabajo de Caroline y no me caía nada bien.
-Claro guapa - su pose delataba que intentaba ligar conmigo.
-¿Sabes dónde esta? - le pregunté queriendo largarme de allí cuanto antes.
-Dijo que daría un paseo - me informó mirando a otra chica con descaro.
Inmediatamente supe que estaba en la cueva de los dibujos. Esa era su guarida los días que quería alejarse del mundo.
Me logré escapar del internado y salté la valla como la anterior vez.
El vestido rojo se me rasgó en el intento y más aún mientras andaba deprisa por el bosque.
Cuando entré en la cueva habia solo velas encendidas como iluminación.
-Justin, tenemos que hablar - dije seria tras bajar las estrechas escaleras.
-Qué quieres de mí - su mandíbula estaba tensa.
-Quiero saber la verdad - me esperaba lo peor.
-¿La verdad? Créeme, no la quieras saber - rió de forma oscura.
-Entonces miénteme, miénteme y dime que no te cortaste las manos en el laboratorio, miente y dí que no estabas presente cuando mataron a ese chico, miente y dime que no sabes nada de la caja -exploté y la verdad lo necesitaba. Eso último despertó su curiosidad.
-Da igual lo que yo sepa de la caja, no la tienes - miró desesperado hacia otro lado.
-No eres el unico que miente aquí - le dije delatándome.
-¿Entonces la tienes o no? - se acercó a mí.
-No sé en quien puedo confiar - me alejé.
-En nadie Katherine, ni siquiera en mí - respondió acercándose más.
-¿Y entonces...? - dudé alejándome de nuevo.
-Tendrás que arriesgarte - clavó sus ojos miel en los míos oscuros y paré de retroceder.
-¿Por qué? - me pusó nerviosa.
-Porque si no nunca sabrás lo que le pasó a tus padres - dijo con dureza.
-Tú...¿lo sabes? - pregunté miedosa.
-Ven, te lo enseñaré - me cogió de la mano y salimos de la cueva para ir de nuevo al Internado.