Me encerré en mi cuarto y me agaché rápida para coger el libro antiguo de debajo de la cama. Estaba justo donde lo había dejado la ultima vez.
Me senté en la cama cruzada de piernas y comencé a buscar las profecías. Entre ellas encontré la que más me llamaba la atención y que ya había leído antes:
"Un guardián con un lazo irrompible se unirá a una bestia de la noche creando así un malvado y perverso ser que no dudará en destrozar todo cuanto conocemos."
Comencé a aclarar mis ideas. Había dos bandos, los buenos y los malos, por así decirlo. Los guardianes eran algo parecido a los ángeles, que protegían la caja de Pandora. Y por otro lado estaban las bestias nocturas, vamos, los demonios. Un escalofrío recorrió mi espalda al pensarlo.
Seguí ordenando mi mente. Según Justin, eran de razas distintas, no se mezclaban, porque estaba prohibido.
De ahí sale la profecía, cuando un guardian se une con un demonio sale algo mucho peor, un monstruo que lo destruirá todo. Por eso entendí que esa criatura, que desconocía lo monstruosa que podría llegar a ser, abriría la caja de Pandora, porque de otra forma no podría causar daño alguno al mundo.
Después, había algo raro que no encajaba, suponiendo que todo eso fuera real.
Hojeando de nuevo las páginas vi de nuevo otra de las profecías importantes:
"La luz del artilujio le dará la vida al ser de su propia especie."
Esto quería decir, que la criatura extraña que salió de la unión de un ángel y un demonio, cobraría vida dejando salir lo que la caja guardaba en su interior.
-Por mucho que lo leas no conseguiras encontrar la verdad.- dijo alguien desde mi ventana abierta, cosa de la que no me había percatado hasta el momento.
-Justin...- murmuré algo asustada al verlo alli. Habia vuelto a entrar por la ventana.
-Que manía mas mala tienes...- le regañé recobrando mi tranquilidad.
-No pretendía asustarte.- se disculpó.
-Justin, dímelo ya.- le supliqué.
-Está bien. ¿Que quieres saber?.- aceptó mis suplicas.
-¿Soy yo la criatura monstruosa de la que habla el libro?.- pregunté asustada por lo que podía responderme.
-¡No! ¿Como ibas a ser tú?.- rió a carcajadas.
-Pues entonces sigo igual de perdida.- le contesté algo frustrada.
-Eres una guardiana de la caja de Pandora, tus padres también lo eran y tus hijos lo serán.- dijo algo más serio.
-¿Y entonces por que siento esa necesidad de tener que abrir la caja cada vez que la tengo conmigo?.- esa sensación era algo odioso e irremediable.
-Le pasa a todo el mundo. Es algo con lo que debes convivir.- decía Justin mientras se sentaba en el filo de la cama para ponerse cómodo.
-Bien...vale...- murmuré nerviosa andando de un lado a otro de la habitación.
-Katherine...- dijo.
-Lo se, lo se... otra pregunta...- le contesté pensando que más podía averiguar.
-Yo soy esa criatura.- mi rostro se volvió pálido en cuestión de segundos.
-¿Cómo dices?.- pensé que era una broma de las suyas, pero al mirarlo estaba completamente serio. Tenía dos opciones, o fingía muy bien, o estaba diciendo la verdad.
-Venga Justin, esto es algo serio.- le dije riendo.
Él seguía mirándome fijamente y manteniendo la seriedad. Me fijé en sus ojos. Eran castaños. Y derepente se volvieron negros.
-¿Estás enfadado?.- pregunté con voz temblorosa sin apartar mi mirada de la suya.
-No mucho.- respondió con voz normal mientras sus ojos volvian a su color castaño natural.
-¿Sueles hacer eso a menudo?.- pregunté sorprendida.
-Sólo cuando me enfado. Es algo que no puedo evitar. Les pasa a todos los demoni... bueno, ya sabes.- terminó diciendo.
-Demonios, puedes decirlo con total libertad, no voy a asustarme si te tengo aquí conmigo.- le dije muy segura.
-Creo que los demonios se acercan al lado bueno mas que yo, y eso en un demonio es imposible, pues imagínate en mi.- dijo cabizbajo con cierto tono de tristeza.
-Eres mitad ángel también, no me creo que seas tan malo.- intenté animarle y convencerme a mi misma.
-Sí, pero soy un angel caído.-murmuró.
-¿Caído? ¿Como caído del cielo?.- estaba algo confusa.
-Algo así.- sonrió.- Soy la peor versión de cada uno de los dos bandos.- dijo borrando su sonrisa poco a poco.
-Oh venga, no puedes ser tan malo.- insistí.
-Cuando estoy cerca de ti me siento un poco más completo, eres como una droga.- dijo serio poniéndome nerviosa.
-Eso es por la caja ¿no? Es decir, ¿la caja te dará la vida?.- pregunté sacudiendo mi cabeza.
-Si la caja se abre obtendré todo el poder que debería tener.- aclaró.
-Y ahora ese porder...-
-Esta dormido supongo.- completó mi frase.
-¿Y si la caja nunca se abriese?.- pregunté con curiosidad.
El me miró dispuesto a responder, aunque no muy convencido de hacerlo. De pronto,el pomo de la puerta de mi habitación comenzó a girarse. Mire a la puerta, y luego volví a girarme para mirar a Justin pero éste ya no estaba.