Busqué el aula donde se impartiría la siguiente clase. Nick me seguía algo rezagado porque se iba parando a saludar a casi todo el mundo. Me sorprendió lo rápido que hizo amigos nada más llegar al instituto.
A diferencia de mi, que llevaba unos meses y estaba más sola que nunca.Una vez dentro de la clase, me di cuenta de que tocaba la asignatura de arte, pues en el aula no había pupitres ni sillas, sino muchos atriles con paneles totalmente blancos, y unas bandejitas en cada uno de ellos, con todo lo necesario para comenzar a crear alguna obra de arte.
Los alumnos llegaron enseguida en mogollón y yo estaba alli preparada con mi sitio, el más alejado posible de los demás. Nick, como era de imaginar, se colocó a mi lado sonriente. Con él al lado me sentía un poco menos sola.
La profesora Emily entró y cerró la puerta, pero faltaba un alumno más por llegar, y la puerta volvió a abrirse.
-Llega tarde Señor Bieber.- le riñó Emily con intención de echarle.
-Bueno, ser el hijo del director tiene muchas responsabilidades.- le contestó Justin recordándole que tenía algunos privilegios, y haciendo que Emily se pensará mejor eso de echarle de la clase.
-Por hoy se lo permito.- le dijo, como tantos otros días.
Justin me buscó con la mirada, y al verme con Nick al lado se le cambió la cara." Si las miradas matasen..." pensé al ver como los dos se fulminaban con la mirada. Al final Justin se puso con su grupo de amigos de siempre.
De pronto la puerta volvió a abrirse y entró un chico del que todos se reían, algo torpe y despistado.
-¿Se puede?.- preguntó educadamente el chico para poder entrar.
-Se puede llegar antes jovencito.- le respondió la profesora, y eso era un NO rotundo.
Se escucharon algunas risitas y el chico, avergonzado, salió del aula.
-Debes sentirte afortunada.- comentó Nick.
Le miré algo confusa sin entender a que se refería, porque yo era la persona con más mala suerte del mundo, y podía demostrarlo.
- Al menos tu tienes un mal dia, ese chico tiene un mal año.- dijo sonriente.
-No me gusta que te rías de ese pobre chico, el no tiene la culpa de que aquí la gente sea tan estupida.- le contesté en voz algo alta y algunos me miraron.
-¿Algún problema señorita Winters?.- preguntó la profesora.
-Ninguno.- dije con todas las miradas puestas en mi.
-Bien, comencemos con los dibujos.- dijo la profesora.
Sujeté el pincel un rato. Nick me miraba atentamente esperando a que pintase algo, pero en ese momento no se me ocurría nada alegre que dibujar.
-Aprende de mi.- dijo sonriente y comenzó a dibujar trazos hasta terminar de darse forma.
-¿Eso es...?.- dije sorprendida.
-Una serpiente.- dijo orgulloso.
-¿Por que has dibujado esa mierda?.- le pregunté a la defensiva.
Aquellas personas que intentaban quitarme la caja se escondían bajo capuchas y símbolos de serpientes. ¿Acaso era Nick uno de ellos?
-¿Cómo dices?.- parecía ofendido.
-¿Que quieres decirme con esto Nick?.- volví a replicarle.
-¡Silencio!.- exclamó la profesora.
-Dile a tus amiguitos que no van a encontrarla nunca.- le dije no muy segura de que Nick tuviera algo que ver.
-¿Estás loca o qué?.- me susurró Justin acercándose a mi mientras Nick seguía con los ojos abiertos como platos y sin entender nada.
-No te metas Justin, esto no te incumbre.- le dije enfadada.
-¿Vas a calmarte?.- preguntó.
-No.- le respondí.
-Profesora, le pido permiso para salir un momento, mi compañera no se encuentra bien.- dijo Justin en voz alta.
-Oh, claro.- la profesora le dio permiso para sacarme del aula.
-Nos pones a todos en peligro actuando así.- me reprochó Justin fuera de la clase.
-¿Y que quieres que haga? Estoy harta de las señales. Y no me fío de nadie, no se en quien puedo confiar.- le dije furiosa.
-¡Te dije que confiaras en mi!.- exclamó.
-Pues cuéntame que eres.- le dije suplicante.
Se quedó en silencio.
-Tu tampoco confias en mi.- le replique.
-Porque cuando lo sepas no me verás con los mismos ojos.- dijo mirándome fijamente.
-Claro que no, cuando lo sepa te miraré con mejores ojos, porque sabré con confias en mi completamente.- le explique.
De repente sus ojos cambiaron de color. Sus dulces ojos castaños pasaron a ser de un negro profundo y brillante, tanto que podía ver mi cara horrorizada reflejada en ellos. Eran más negros que la oscuridad. ¿Que clase de monstruo era Justin?
-Aún estas a tiempo de echarte atrás.- dijo con voz más grave de lo normal.
No le contesté. Simplemente me fui corriendo asustada a mi habitación y cerré la puerta.
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