Pasé las páginas con cuidado, algunas estaban echas añicos, con solo mirarlo parecía que se romperían del todo. Aquel libro daba mucha pena.
Arriba del todo de la primera página ponía en letra grande y cursiva: Profecias.
Me dispuse a leer la primera: Un guardián con un lazo irrompible se unirá a una bestia de la noche creando así un malvado y perverso ser que no dudará en destrozar todo cuanto conocemos.
Esos versos no parecían historia, más bien eran un acertijo o algo por el estilo. En la página de al lado había un dibujo. Era un hombre con apariencia deforme pero sin rostro ni figura exacta. Era como una sombra.
Seguí pasando las hojas rápido sin determe en ninguna en especial.
¡Aquel libro no tenía ningún sentido! Ni pies ni cabeza. Ni siquiera era de cultura clásica. No hablaba de dioses y mortales sino de guardianes y criaturas sin forma.
Sin duda era un libro de ficción, y muy bien hecho. Casi me creo aquellas pamplinas.
Caroline se levantó de su asiento pues ya había terminado su tarea y casi era de noche.
Sentí una mano en mi hombro.
-Perdona chica pero ese libro no puede abandonar la biblioteca. Es mejor que lo dejes en su sitio antes de salir - me informó la señora Fitch.
-Claro, ya nos vamos así que iré a dejarlo - le dije amablemente.
Caroline se quedó esperandome en la puerta y fui a la estantería de aquellos libros. No me lo pensé dos veces y lo metí en mi mochila deprisa. Miré a mi alrededor por si había testigos de mi pequeño préstamo. Salí de la biblioteca y le sonreí antes a la señora Fitch.
-¿Te vas a dormir ya? - cuando llegamos a la habitación Caroline se puso el pijama.
-Estoy cansada de la fiesta de anoche, necesito horas de sueño extra - rió.
Antes de que apagara la luz me fui al baño. Tuve que subir las escaleras a oscuras para llegar a su planta.
Me encerré en uno de los servicios.
Abrí el libro antiguo y continué ojeándolo.
-¿Nunca te han dicho que robar está mal?- miré hacia arriba y la cabeza de Bieber se asomaba desde el servicio de al lado.
-¡Eres un mirón!- exclamé indignada.
-Tranquila no tengo ningun interés - se burló de mí - sin embargo el libro...- lo miró.
-El libro no es tuyo - le dije enfadada saliendo del servicio.
-Tampoco tuyo ladronzuela - me respondió.
-No lo he robado - comenzaba a cabrearme.
-Claro que no, tú solo coges prestado lo que no es tuyo- seguía enfadándome - cómo la caja - dijo finalmente.
-¡La caja es mía!- exclamé furiosa abalanzándome sobre el.
-Ehh tranqui ladronzuela, solo estoy de broma - levantó las manos.
-¡No me llames así! - le grité.
-Entonces te llamaré guardiana - me miró serio.
-¿Cómo dices?- le pregunté confusa y soltó una carcajada.
-Necesito ver los dibujos de la caja - insistió como aquella vez que me llevó por primera vez a la cueva.
-Este libro es de ficción, no tiene nada de esos dibujos - le confesé ojeando de nuevo las páginas.
-Eso es porque no sabes mirar bien - sonrió.
-Te digo que este libro es de ficción - le repetí algo irritada.
-Sé perfectamente qué libro es - me lo arrancó de las manos - te lo devolveré cuando termine - concluyó.
Salió del baño y se paró en seco en la puerta. Algo le estaba obstaculizando el paso.