-Creo que... ejem...bueno...deberiamos....emmm- tartamudeé con voz entrecortada.
-Shhh.- susurró apoyando su dedo índice en mis labios.
Mis mejillas cada vez se encendían mas. ¿Sería posible explotar en ese momento? Porque era exactamente la sensación que tenía al notar el cuerpo de Justin tan cerca del mío.
-No aguanto más, Justin.- le dije apurada, y de un manotazo retire su dedo de mis labios, para acercarlos a los suyos rápidamente.
Pero no contaba con que pasaría lo mismo de siempre. Y es que nada mas rozar sus labios el campo de energia que me protegía hacia su trabajo. Y perfectamente, porque el calambrazo que nos metió a los dos no era muy normal.
-¡Joder Katherine!.- gritó Justin ofuscado llevándose las manos a la cara.
-Lo siento...tenía que probarlo...- me disculpé avergonzada.
-No lo vuelvas a hacer más.- me ordenó con muy mal tono voz, abriendo las puertas del armario.
-¿Cómo?.- respondí ofendida. Me estaba haciendo sentir como si estuviese desesperada y eso no era así. Él también quería besarme, y si ese campo de energía se activaba era por la estúpida actitud de Justin.
-Lo que escuchas.- me respondió de mala gana poniéndose su chaqueta, como preparándose para irse.
-El pastor dormirá aquí hoy.- le recordé, en un intento de que se quedara conmigo.
-Creo que ya te sabes cuidar tu solita.- dijo en tono desagradable.
-Eres un estúpido.- le insulté.
-Hasta luego Katherine.- sonrió falsamente y salió por la ventana.
-Vaya imbecil.- dije drjando la boca abierta de la sorpresa que me habia llevado con su actitud.¡Se habia enfadado por que habia intentando besarle! ¿En que cabeza cabe eso? Vaya tela...
Un golpe en el pasillo me hizo volver a la realidad y salir de mi asombro. Miré hacia la puerta. Estaba completamente abierta y un escalofrio recorrió mi espalda. La cerré inmediatamente y pegué la oreja a la puerta con el proposito de escuchar algo, o mejor aun de no escucharlo.
Pero por desgracia, otro golpe aun más cerca que el anterior hizo que me sobresaltara.
-Mierda...- murmuré.
No sabia que habia ahi fuera, pero estaba segura de que no seria nada bueno.
-No seas cobarde, Katherine, tienes mucho poder, eres increiblemente poderosa, venga...- me dije en voz alta intentando convencerme a mi misma, y el problema era que no lo lograba.
-¡Katherine!.- grito Christina mientras golpeaba la puerta, justo donde yo tenia la oreja puesta, provocandome un susto de muerte.
-Dios....- pegué un bote, y tras recomponer la postura respiré aliviada. Jamás pensaria que me alegraria de escuchar la voz de Christina, aunque solo fuera por un segundo.
-¿¡Qué!?.- contesté alejandone de la puerta para evitar sospechas.
-Es tarde, apaga la luz ya y duermete.- me ordenó.
-Ufff.- resoplé. ¿Tanta tensión para eso? No estaba hecha para esa vida. Pensando en que algo o alguien vendrá a por mi en algún momento...aunque bueno, eso suena muy egocéntrico. No todas las criaturas mágicas, o como quiera que se les llame, van a estar pendientes de mi siempre.
Atenué un poco la luz tocando el interruptor para que Christina no protestase más, y acto seguido me dispuse a coger la caja vacía que habia guardado desde que la abri obligada por el padre de Justin.
Queria perderla de vista, y ahora la tenia guardada como si le tuviese cariño...pero no, no se trataba de eso, o al menos no en parte, ya que esa caja habia sido de mis padres y ellos me la habian encomendado a mi. Así que algo de cariño debería tenerle, pero la verdad es que la guardaba por si volvía a ser útil algún dia. Y no me cabia duda de que iba a ser asi.