19.

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El 14 de febrero me había agarrado en Miami. Y sola.

Estaba grabando en estudio, con buenos productores. Por lo que llevaba aquí casi una semana ya aquí. Para antes de mi cumpleaños seguro mi próximo disco ya estaba fuera. Eso me tenía contenta. No veía la hora de arrancar la nueva gira. Mil ideas pasaban por mi cabeza y las plasmaba en mi cuaderno.

Hugo estaba en España. Nos habíamos llamado para decirnos cuánto nos queríamos y lo que nos extrañábamos. No le había comprado nada, ya que los días fríos en Miami me impedían salir. Aprovecharía el último día para hacer compras y de paso llevarle un regalo.

Mi puerta suena, me levanto para ver de qué se trata. La bandeja de mi desayuno recién se lo habían llevado, así que no sabía quién podía ser.

Señorita Eva.- dice el chico.

Si.- digo sonriendo. En su mano hay una pequeña cajita.

Esto es para usted.- dice entregándomela con un sobre.

Pero.. quien me la ha mandado.- pregunto rara.

Anónimo.- suelta. Hago una mueca asistiendo.

Esta bien, gracias.- suelto y cierro nuevamente la puerta para ir hacia la cama a sentarme.

Abro la cajita y hay un pendrive. Lo miro rara y abro la carta.

" Aunque es un día más, es el día perfecto para botarte todos mis sentimientos. Y que mejor de la manera con lo que nos representa, con música. Aquí, en este pendrive me sincero contigo, con todo lo que me haces sentir. Con todo lo que provocas en mi.

No hay palabra que te describan, pero sin embargo esta canción fluyó rápidamente, sin esfuerzo. Mi único concepto eras tú y salió esto. Y además, se titula sirena. No hay más para decir.

Te echo de menos, me he acostumbrado a ti, pero debo compartirte, estrella del pop.

Te quiero, eres increíble, maravillosa y preciosa.

Hugo, tú amor."

Hugo.- susurro con una sonrisa y mis ojos brillosos.

Y es que ver su letra plasmada en aquellas bonitas palabras me hizo emocionar.

Cada día me enamoraba un poco más. Y eso que ya lo estaba bastante.

Rápidamente busco mi computadora, para colocar aquel pendrive y ver lo que había echo. Todo hago rápido, a lo estropeado, estaba ansiosa.

Una melodía empieza a sonar, relajante. Pero su voz no tarda en aparecer.

Para contarme lo que mis manos provocaban, para seguir por mis ojos azules, que para él imitaban los mares.

Lo que le gusta que me quede dormida encima de él, como a mi me gustaba que él me rodeara con sus brazos, era mi sitio favorito.

Yo también quiero que te quedes y me acompañes, para siempre, mi amor. Pensé mientras seguía escuchando.

No pudo evitarlo, yo menos. No pude evitar enamorarme desde el primer minuto, fue mas fuerte que yo. Y aunque no fue dueño de sus actos aquella noche donde soltó esas palabras que me dolieron, aquí estábamos, la vida nos volvió a unir.

Amaba escucharlo reír como Niño, era un niño. Mi Niño.

Su voz también me había hechizado aquella noche del bar. Esa voz que me la quedaría escuchando horas.

Todo lo que mi ser le ha enseñado...lo que él me había ensañado era mayor de eso no tenía dudas.

Todo lo que él siente definitivamente me había salvado.

Enredados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora