EPÍLOGO.

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HUGO.

Al fin estaba volviendo a casa. Amaba mi trabajo, estaba agradecido de vivir de lo que me gustaba y hacía feliz. Pero ahora mismo, me hacía feliz mi mujer junto a mi hija, la cual aún faltaba un poco para que naciera. Me frustraba mucho tener que viajar por unos días y ella tener que quedarse. Ya no estaba en condiciones de viajar. Aunque mi trabajo había bajado de ritmo, había veces que me tocaba irme unos días si o si.

Amor, volví.- grité feliz tirando las llaves al pequeño mueble y arrastrando mi valija.

Mi amor.- escucho y aparece por las escalas con una sonrisa.

Eva, despacio.- digo preocupado cuando baja las escaleras rápido. Ella ríe y nos encontramos en último escalón.- te extrañe tanto.- digo para luego besar sus labios.

Solo fueron tres dias.- dice al separarnos con una sonrisa. Sus brazos rodean mi cuello.- pero te extrañe demasiado.- suelta finalmente y vuelve a besarme.

Cómo estás.- pregunto y me agacho hacia la panza.- hola mi amor, papá ya está aquí, no falta mucho para conocernos princesa.- digo dejando varios besos en ella y luego subo para encontrar la mirada de mi mujer. Pero mis manos dejan varias caricias en la panza.

Bien, cansada y con mucho dolor de cintura.- la miro con pena.- pero estamos muy bien, todo bien, nada mal.- suelta dejándome tranquilo.- a ti, qué tal todo.- pregunta.

Agarro de su mano y empezamos a subir para luego entrar en la habitación.

Hemos compuesto bastante y grabado, para tan solo tres dias fue bien, no se cuando saldrán, pero tengo trabajo de sobra para cuando nazca nuestra princesa y yo solo poder ocuparme de ustedes.- suelta y ella sonríe dejando un corto beso en mis labios.

Te amo, quieres ir a ducharte mientras cocino algo.- pregunta.- supongo que estás cansado del viaje.- dice acariciando mi mejilla y cierro mis ojos negando.

Quiero pasar un rato con ustedes, necesito mimos.- escucho su risita y la miro.- te parece que pidamos algo.- pregunto.- qué hermosa estás, mi amor.- digo mirándola.- a mi me va a dar algo algún día de estos, no eres de este mundo.

No digas eso, Hugo.- dice negando sonrojada. Y a mi me mata. A pesar de los años provocó que se sonroje.- y si, por mi está bien, pidamos algo.- dice sonriendo.

Perfecto, ahora ven.- digo sentándome en la cama y hago que se siente en mis piernas.

Quieres pizza o..- y no dejo que siga. Mis labios se estampan con los míos, para no separarse por varios minutos.

Poco me importaba la comida. Ahora solo quería estar así, besándonos intensamente, demostrándonos cuánto nos queremos y extrañamos. Disfrutando el momento con tan solo caricias y besos, con sonrisas por medio.

Extrañaba sentir su cuerpo junto al mío. Recuerdo nuestros encuentros, cuando aún podíamos. Fogosos, demasiados fogosos, sus hormonas estaban a ful y nos la pasamos demasiado bien. Y tan solo recordar necesito de ella, pero ahora solo quedan besos.

Bonita a quedado la habitación, no.- pregunto al entrar a la habitación de nuestra princesa. La abrazo por atrás y mis manos se posan en su panza.

Muy linda y delicada.- dice y apoya su cabeza en mi pecho.- no falta nada, Hugo.- suelta.

Dos semanas.- digo un poco nervioso.

Tengo miedo, demasiado.- susurra. Y la miro raro. Me separo de ella y hago que e ponga frente a mi. Puedo ver sus ojos cristalizados, no me había dado cuenta de aquello.

Hey, qué sucede.- dije acariciando sus mejillas.- saldrá todo bien mi amor o acaso hay algo que no me conteste, Eva.- suelto preocupado y niega de inmediato.

Enredados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora