XI - Locuras adolescentes.

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Al pasar enfrente la antigua aula de canto, tras el translúcido vidrio de la puerta, pudo percatarse que había alguien en esa clase. Fijó bien la vista hasta que distinguió las largas coletas de Miku y el pelo azul de... ¿Kaito?

Rin se preguntó qué podría estar haciendo ese muchacho con ella, pues él era demasiado introvertido como para hablar con las personas nuevas. Ya le costó hacerse amigo de Oliver cuando éste llegó trasladado de colegio, así que le parecía extraño ver a Miku en su segundo día de clase con él.

La chica que la acompañaba, Iroha Nekomura, le dio un par de golpecitos para que reaccionara, preguntándole qué era eso que miraba tan expectante.

-No es nada, tranquila- comentó tras apartarse de la puerta.

-¿Seguro?- inquirió su acompañante.

-Segurísimo. Anda, ve, que Kiyoteru te debe estar esperando- y le guiñó el ojo.

-¡Ah, claro!

Su amiga salió corriendo en dirección contraria. Mientras ella la miraba divertida.

Su mente volvió a la cuestión del principio. Pensó en que quizás ya se conocían de antes pero se demostró que era al contrario al día anterior cuando se presentaron mutuamente.

Empezaba a alterarse, pues ella sabía perfectamente que su amiga Meiko había estado siempre enamorada de Kaito, y si éste empezaba a interesarse por otra chica, era posible que su amiga acabase odiando a los dos. Teniendo en cuenta que en el fondo era muy pero que muy celosa.

Pero Miku no tenía la culpa. No sabía nada sobre las relaciones de ese colegio.

Así que decidió hacer lo más noble y se fue a buscar a Meiko por toda la escuela gritando su nombre mientras sus compañeros la miraban extrañados viéndola correr por los pasillos.

Al final la encontró. Estaba con Luka, Len y Oliver.

-¡Meiko!- gritó Rin al ver por fin a su amiga. Estaba resoplando del cansancio-. ¡Uf! ¡Por fin!

Se puso la mano al pecho y se sentó. Correr no era lo suyo.

-Tengo que contarte algo, pero debes prometerme que no te enfadarás con ella- le dijo. Luka y los demás también se la miraron algo asombrados.

-¿Qué pasa?- preguntó Meiko perpleja.

-¡Tú sólo promételo!

-¿Quién es ella?

-He visto a Kaito abrazando a Miku. ¡Pero no te enfades!

-¿Por qué tendría que enfadarme?- preguntó Meiko después de un silencio-. Lo más probable es que le haya contado sobre su pasado... y se haya puesto a llorar.

Fue esta vez Rin la que la miró perpleja.

-¿Y cómo puedes estar tan segura?- preguntó Luka.

-Sólo lo sé. Soy muy intuitiva. Además, es obvio que, viniendo de Kaito, se lo haya dicho todo. Ya sabéis que su sola presencia intimida bastante.

-Es curioso que estés tan segura de ello y encima tan tranquila, pues el año pasado le pegaste una buena paliza a Lin Haine cuando se acercó insinuante a Kaito- comentó Oliver.

-Es que esa tía me saca de quicio- se justificó Meiko.

-Ya, y a mí- afirmó Rin.

-Pero volviendo al tema de Miku... ¿Cómo puede ser que Kaito esté hablando con ella?- se extrañó Luka.

-Sí, es verdad. Él sólo habla con Yuma, Gakupo entre otros pocos- afirmó Len.

-Y es nueva- agregó Meiko.

-No lo sé. Le habrá llamado la atención sus largas coletas azules o sus heridas por todo el cuerpo- dijo Rin algo frustrada.

-Es bastante curioso viniendo de él.

-Pero no podemos estar seguros de nada ahora. Propongo que investiguemos el por qué del asunto.

Su hermano se la miró algo extrañado.

-Oye, Rin, ¿no le estás dando demasiada importancia?- dijo.

-No. Ya sabes que a Rin Kagamine no se le escapa ninguna- respondió su hermana orgullosa.

-Eres la chismosa de la escuela- rió Oliver.

-Más maruja que todas nuestras madres juntas- rió Luka.

-¡Callaos!- les ordenó Rin-. Ya sabéis que me intereso por lo más mínimo. Pero este tema... No lo sé, debe haber algo más.

-Querida, no hagas una motaña de un grano de arena...- dijo Meiko con una sonrisa.

-Esto lo hago por ti, Meiko, ¿y si Kaito se enamora de Miku?

-¿Estás de guasa? Sólo se conocen de unas pocas horas.

-Ya, pero existe algo llamado amor a primera vista.

Levantó los dedos índices de sus manos y los juntó como si fueran una pareja.

-Algo que Kaito desconoce- agregó Len-. Soy su amigo, Rin, y lo sé. Y tú también deberías, pues los dos nos llevamos genial con él.

-Porque nos conocemos desde parvulario. Pero Miku no. ¡Y dejadme con mis locuras, por Dios!

Dicho esto, se fue otra vez hacia el Aula para investigar algo que, en opinión de los demás, era una estupidez.

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